jueves, 10 de julio de 2014

5 buenas razones para desistir en cambiar a las personas



  • Tratar de cambiar a las personas no es bueno ni para el resto ni para nosotros. (Foto: ThinkStock)

A veces nos esforzamos para que esa persona cambie para “mejor”, al menos desde nuestro concepto. Sin embargo, esto no es bueno ni para ellos ni nosotros.

.InPerfectas Aunque sabemos que nadie es perfecto, a veces insistimos en la lucha de hacer cambiar a las personas haciéndoles ver sus errores. Si se equivocan 100 veces creemos que decirle las 100 veces que se han equivocado, hará que ellos cambien para lo que nosotros creemos que es “mejor”. Pero si empiezas en dejar de esforzarte para que el resto cambie, tal vez las cosas marchen mejor de lo que crees. ¿No lo crees? Aquí te damos 8 razones por las que deberías dejar de insistir en que la gente cambie:
A nadie le gusta las críticas.- Si bien las críticas pueden ser constructivas, lo cierto es que a nadie le gusta las críticas. Puedes decirle una o dos veces algo que tu hayas percatado y le puedes aconsejar para que mejore. Pero si siempre estás en ese mismo punto diciéndole una y mil veces, a cualquiera le incomodaría.
Lo harás más difícil.- En cuanto al aspecto sentimental, cuando recalcamos a nuestra pareja que debe cambiar tal y tal cosa, sin querer haremos que ese cambio que tanto esperamos se haga más difícil de lograr. Más fácil será demostrar nuestra ayuda de otra forma sin exigir tanto.
Las personas no son mascotas.- A veces con nuestras actitudes terminamos tratando de que esa persona nos haga caso como si fuera nuestra mascota. Debes tener en cuenta que cada uno tiene su forma de pensar y lo mejor que podemos hacer es respetarla.
No te deja ser feliz.- Centrarse en lo malo que hace la otra persona y vivir con ese objetivo de lograr que la otra persona cambie, solo hará que no vivamos en paz. Pues, podemos llegar a sentirnos frustradas cuando no lo logramos.
Tampoco dejarías que te cambien.- Es difícil ponernos en la situación del otro, pero si en este caso nos ponemos en los zapatos de esa persona de la que tanto nos esforzamos cambiar, tal vez nos ayude a darnos cuenta que no estamos haciendo bien.