La justicia alemana dictó el jueves una sentencia a favor de un inquilino que presentó una demanda contra el dueño de la propiedad que alquilaba, quien le reclamaba 1.900 euros por haber orinado de pie y dañado el piso del baño con las salpicaduras.

La audiencia administrativa de Düsseldorf (oeste del país) dictaminó que orinar de pie es un hábito "generalizado" y que, en cambio, los daños que pueda originar en el suelo son "apenas conocidos".

El inquilino había presentado una demanda contra el propietario, que pretendía retener 1.900 euros del total de 3.000 euros depositados como fianza al suscribir el contrato de alquiler.

El argumento del dueño del inmueble era que con su hábito de orinar de pie había causado daños en el suelo de mármol de la sala de baño.

El dilema es bien conocido en Alemania, donde una campaña intentó educar a los hombres para que orinaran sentados ("Sitzpinkler", en alemán) y evitaran ensuciar el suelo con posibles salpicaduras.

"A pesar de la creciente domesticación del varón, sigue siendo una costumbre generalizada orinar de pie", indicó la sentencia de esa cámara.

Alguien que "siga haciendo sus necesidades de la manera que antes era la más practicada debe esperar conflictos con el resto de habitantes de la vivienda, especialmente si son mujeres", prosigue la sentencia.

Eso no significa, sin embargo, que deba actuar de otra manera "por consideración hacia el piso del baño", por mucho que este sea de mármol.