La protagonista de esta increible historía es Sadie Sallers, quien durante varias horas fue intesamente buscada por sus familiares y empleados del geriatrico en el cual vive, hasta que su hijo la encontró.

La dulce abuela, habia abandonado simplemente por un rato el centro de gerontología, para dirigirse a un local de tatuajes, en compañia de su nieta (quien en forma complice cumplió con los pedidos de su abuela) para dejar impreso en su arrugada piel un corazón en su hombro izquierdo.

Según informó el portal Daily Mirror, cuando su hijo Tony, entró al estudio de tattoo Seventy-Six, se encontró con especialistas de las agujas y la tinta trabajando en el brazo de su madre y con su hija de 22 años sonriendo de felicidad. Cabe aclarar que el hecho tuvo lugar a mediados de 2015, aunque recientemente las imagenes tomaron estado publico por las diferentes redes sociales.

Tras dar a conocerse este simpatico episodio, el hijo de Sadie recordó que ella tiene “huesos delicados” que la obligan a estar casi todo el tiempo en una silla de ruedas, aunque esta vez “pero parece que eso no la detuvo”, manifestó ya mas tranquila, y al lado de su progenitora.
Al parecer y por lo que comentó el propio Tony, su madre ahora planea continuar dibujándose la piel. Por su parte, Sadie dijo estar muy feliz con su nuevo (y primer) tatuaje y que “le importa un corno” lo que piense el resto de su familia al respecto.