En el búnker habrá lugar para 1.500 personas VIP.
Un estudio estadounidense dedicado a
producir películas pornográficas se anticipa al 21 de diciembre, día en
que se terminaría la vida en la Tierra, y construye un refugio para que
1.500 personas se despidan con una gran orgía.
Pink Visual, un estudio dedicado a producir
películas pornográficas, construye un búnker para alojar a 1,500
selectos invitados durante el posible fin del mundo, fechado para el 21
de diciembre de 2012.
Como si trataran de manifestar una filosofía que se centra en
combatir el Apocalipsis con una orgía, el estudio dedicado a la
producción de filmes pornográficos Pink Visual, ha anunciado la
construcción de un monumental búnker debajo de sus instalaciones para
alojar una desenfrenada fiesta el 21 de diciembre de 2012, fecha en la
que de acuerdo con ciertas interpretaciones en torno al calendario maya,
podría concretarse el fin del mundo.
A la fiesta, que no deja de ser un frívolo recurso de marketing
alrededor de un suceso que millones de personas toman, desde hace años,
con seriedad, incluso con dramatismo, serán invitadas entre 1.200 y
1.500 VIP con el fin de sortear el cataclismo o, en caso de sucumbir a
pesar de la protección subterránea que los protege, al menos participar
en la última gran orgía de esta era.
Gradualmente se irán revelando los avances de la construcción de este recinto que ha sido catalogado por la gente de Pink Visual como “el búnker más cool del mundo”, ubicado en Los Angeles, Estados Unidos.
Y de acuerdo con el portavoz del estudio, el primer reto es
garantizar el oxígeno de tantas personas (muchas de las cuales
seguramente estarán respirando a un ritmo intenso) y así evitar que la
prometida orgía termine convirtiéndose en un suicidio masivo, informó pijamasurf.com.
Es el título de una de las mejores
novelas de Fernando Quiñones. La he tomado de nuevo y sus palabras
vuelven envueltas en el niño de Saltzburgo, en la segunda de Brahms, en
una habanera añeja o en furiosa seguiriya de Miguel el Pantalón. Porque
no la razón del arte, las del hombre lo condujeron desde que era un niño
en su Chiclana natal hasta la luminosa luz de la Bahía, que, con él,
volvió a impregnarse de ecos fenicios, transatlánticos, y de esas voces
populares que recuperaron la caoba y los mármoles venecianos, la voz de
los puertos, junto a esa delicadeza oriental que apunta no sólo en los
edificios deciochescos -la Casa del Almirante, la de las Cadenas- sino
en cada plaza, en cada esquina, en cada casa de la calle La Botica, en
cada torre de mástil del Barrio de la Viña, donde fue médico don Manuel,
su padre. Allí mamaste, y en la biblioteca, y allí volviste siempre: a
la sabiduría grande de tu Cádiz y de tus gentes todas. Por eso deseo
recordar hoy a un ser humano inmenso. Aquel que sabía que "sólo el que
amasa vela y se oye el cálido rumor de su trabajo". Fernando, tú estás
entre Borges, que tanto te admiró, y el Tío de la Tiza, y por esos
mundos andan ya para siempre tus Crónicas, tus relatos, tus novelas, una
ingente labor por la que nieve y fuego o muerte y vida se entrecruzan
como reflejo de una fuerza con la que el corazón del universo, todo
cuanto nos ilumina y abandona pedían la expresión que tú le diste. Tu
palabra de creador, de hombre, nos dio una vida más vasta y completa. 
