Iñaki Dufour (EFE) 24/05/2014     
  
El
 Real Madrid reconquistó hoy el trono europeo agarrado a la épica, la 
que le permitió igualar una final en el minuto 93 que tenía perdida y la
 que le dirigió hasta la décima en la prórroga, con goles en el tiempo 
extra de Gareth Bale, Marcelo y Cristiano Ronaldo, en el final más cruel
 para el Atlético.
Fue un derbi con muchísima más emoción que fútbol, pero con todas las
 dosis de esos partidos apasionantes, de esos encuentros que, más allá 
del juego, desbordan las emociones por cómo se desarrolla, porque se 
convierten en un ejercicio de aguante físico para los futbolistas a 
estas alturas de la temporada, ya sin aire ni fuerzas.
Y porque todo cambia en el momento más imprevisto. El Atlético tocó 
la Copa de Europa casi una hora, con un gol de Diego Godin, en un fallo 
en la salida de Casillas, hasta el minuto 93, cuando se cumplía el 
tercero de los cinco de añadido, el Real Madrid sentía que era su última
 ocasión y Ramos forzó la prórroga de cabeza, un gol que levantó al 
conjunto blanco para ser campeón después.
Todo en un partido calculado desde la pizarra y la vigilancia entre 
ambos, más preparados para el contragolpe. Esa es la fórmula con la que 
mejor explotan sus recursos ofensivos, en esa velocidad de la contra, en
 ese ritmo trepidante hacia la portería contraria, sin pausa, con toques
 rápidos y fútbol directo.
Desde el inicio, ni el conjunto blanco quería contraataques del 
Atlético ni viceversa. En esa idea, en esa convicción de anular al 
oponente para vencer, se movió el encuentro durante muchos minutos, todo
 condensado en mínimos detalles, tan decisivos en un duelo de tanta 
transcendencia entre dos de los mejores conjuntos de Europa.
La defensa por encima del ataque sin distracciones. Por eso, al 
Atlético no le importó que un intrascendente Khedira, la apuesta de 
Ancelotti por delante de Illarramendi para suplir a Xabi Alonso, jugase 
con la pelota, por eso el Real Madrid tampoco le dio transcendencia a la
 posesión del conjunto rojiblanco y por eso el partido completó la 
primera media hora con un fútbol inexpresivo.
El 'milagro' Diego Costa, aún renqueante para el once, duró nueve 
minutos, porque el partido le reclamó mucho más de lo que podía dar su 
músculo bíceps femoral, dañado desde hace un par de semanas; no apareció
 Cristiano Ronaldo en el primer tiempo, salvo para lanzar una falta 
centrada; y Bale malgastó una ocasión difícil de fallar.
Un error en la entrega de Tiago lo aprovechó el galés para correr, 
correr y correr, inalcanzable para sus defensores, pero ineficaz en el 
remate a la media hora, con un zurdazo fuera. Si el Real Madrid vivía 
del fallo del rival, el equipo rojiblanco no fue menos. Y en eso pocos 
bloques son más contundentes que el Atlético.
Es un especialista el grupo dirigido por Diego Simeone. No concede 
nada a su adversario, pero tampoco pasa por alto una concesión de su 
oponente. Lo demostró en el 0-1. Iker Casillas salió con tanta decisión 
en un balón llovido como dudó después a medio camino. Ni despejó ni 
reculó. Por ahí, Godín cabeceó por encima.
El 0-1, en el minuto 35, exigió al Real Madrid para la segunda parte,
 en la misma medida que reforzó al Atlético, ya con un 4-1-4-1 sobre el 
terreno de juego, con esa estructura colectiva que bloquea a sus 
contrincantes, alterada por un minuto, en el 55, con tres remates de 
Cristiano: de falta, en un rechace y de cabeza.
Una amenaza para el Atlético, la reactivación del Real Madrid, que se
 agarraba a las carreras de Di María, el que más claro lo tenía todo en 
el conjunto blanco, y un partido en tensión, con mejores sensaciones por
 momentos para el equipo de Simeone, por momentos para el conjunto de 
Ancelotti y con un Gabi enorme.
Creció ofensivamente el equipo madridista con los cambios de Marcelo 
por Coentrao e Isco por Khedira, por ambición y por juego en esa lucha 
contra el reloj y la solvencia en la retaguardia rojiblanca, ya mucho 
más atrás. Las tuvo Bale, con un tiro desviado y con otro contragolpe 
que definió horrible. Y defendió con todo el Atlético hasta el minuto 
93, cuando Sergio Ramos empató de cabeza.
Un mazazo para el Atlético. Ya tocaba la Copa de Europa. Era suya 
hasta ese testarazo. Y ahora debía volver a ganarla en 30 minutos o en 
los penaltis. Pero apareció Di María, paró Courtois y remató Bale, en el
 minuto 110, el final más cruel para el club rojiblanco y más feliz para
 un Real Madrid que ya tiene su décima Copa de Europa, sentenciada con 
un gol de Marcelo y otro de Cristiano de penalti.
- Ficha técnica:
4 - Real Madrid: Casillas; Carvajal, Ramos, Varane, Fabio Coentrao 
(Marcelo, m. 59); Modric, Khedira (Isco, m. 59), Di María; Bale, Benzema
 (Morata, m. 79) y Cristiano.
1 - Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe 
Luis (Alderweireld, m. 82); Raúl García (Sosa, m. 66), Tiago, Gabi, 
Koke; Villa y Diego Costa (Adrián, m. 9).
Goles: 0-1, m. 36: Godín aprovecha con la cabeza un fallo en la 
salida de Iker Casillas. 1-1, m. 93: Sergio Ramos remata de cabeza un 
saque de esquina. 2-1, m. 110: Bale cabecea un rechace de Courtois tras 
una jugada de Di María. 3-1, m. 118: Marcelo, con un tiro cruzado. 4-1, 
m. 120: Cristiano, de penalti.
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó a Raúl García (m. 27), 
Miranda (m. 52), Villa (m. 72), Juanfran (m. 74), Koke (m. 86) y Gabi 
(m. 99), por el Atlético de Madrid, y a Sergio Ramos (m. 27) y Khedira 
(m. 45), por el Real Madrid.
Incidencias: final de la Liga de Campeones disputada en el Estadio de La Luz de Lisboa ante 60.976 espectadores.