
Un
gran número de personas no deja que sus teléfonos descansen ni un sólo
segundo, ni siquiera por la noche. El teléfono les acompaña durante el
sueño sobre la mesilla, de hecho hay mucha gente que lo utiliza como
despertador.
Sin embargo, los expertos no consideran que sea lo mejor para el
descanso ya que afirman que dormir con un smartphone en una habitación
puede tener un impacto negativo en la calidad del sueño, ya sea por
culpa de la luz que emiten o por el modo en que nos mantienen alerta.
Según investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (Estados
Unidos), el uso de móviles inteligentes antes de ir a dormir, y a veces
incluso durante la noche, reduce la cantidad y la calidad de nuestro
sueño, por lo que al no poder descansar como es debido, el rendimiento
en el trabajo es mucho menor.
“Los celulares inteligentes están casi perfectamente diseñados para
interrumpir el sueño”, explica Russell Johnson, uno de los
investigadores del proyecto. “Nos mantienen enganchados hasta tarde en
la noche, hacen que sea difícil que nos desvinculemos del trabajo, nos
relajemos y nos quedemos dormidos”.
Otro de los factores que afectan al sueño es la luz azul que emiten
tanto smartphones, como tabletas y portátiles. Está comprobado que este
tipo de luz penetra fácilmente a través de los párpados y activa un
estado de alerta inconsciente en el cerebro –espera una llamada o un
mensaje-.
Algunos estudios señalan, además, que las ondas radioeléctricas
también podrían alterar el sueño, tal y como concluyó el trabajo
publicado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts en 2008 que
determinó que existen evidencias de que las ondas emitidas por los
móviles afectan a nuestro ciclo de sueño profundo. Si bien es cierto que
no existe un consenso sobre si estas pueden o no tener un impacto
negativo en la salud.
“Todos los sistemas de mensajería, llamadas, luz, sonidos, alarmas,
tienen que estar desactivados”, asegura Joaquín Durán, miembro de la
unidad de sueño del Hospital Universitario de Álava. “Si nos enfrascamos
a enviar correos electrónicos antes de dormir, se activa nuestro
cerebro, y no hay que maldecir a la herramienta, sino al uso que le
damos”, añade.