El artista, de 51 años, se instaló el 10 de septiembre de 2013 en la plaza de Trocadero de París en una hora de poca afluencia. Allí, ataviado con un corsé y tanga, guantes rojos, plumas en los dedos y un faisán embalsamado en la cabeza, bailó con un gallo colgado de su pene.
"Lo que hice es arte" y "no tiene nada que ver con la sexualidad", afirmó el artista ante el tribunal, alegando que "el pene no era el foco de su acción" y que "la atracción era la vestimenta", que evocaba los cabarets parisinos.

La idea era "hacer algo ligero y al mismo tiempo serio", explicó Cohen, argumentando que "el hecho de tener movimiento en el espacio es algo politizado en Sudáfrica" y esta performance traducía la expresión de una identidad, "macho, blanco, homosexual, judío". 

"Todo esto no tiene que ver con el sexo", sino con "la identidad de género", agregó y contó que ninguna de las personas que lo vio se quejó, ni siquiera unas monjas que pasaban por allí.