La licenciada Graciela Cejas habla sobre los mitos sexuales que las mujeres temen más en la revista Mía.
. Actitudes, costumbres, mandatos culturales. Es tiempo de desterrar algunas viejas creencias.
Prohibido masturbarse: La
sexualidad femenina está condicionada por la teoría falocéntrica que
sostiene que si la mujer se satisface, una masturbación sería
innecesaria, hasta criticable. Este condicionamiento se transforma en
autocensura hacia la práctica masturbatoria, cuando en verdad es una
fuente de placer, de autoconocimiento corporal y de amor a sí misma.
Una fácil: Si una mujer es
sexualmente activa los hombres la consideran fácil. En realidad, ocurre
todo lo contrario. Según los hombres, ellos valoran y se sienten plenos
cuando encuentran una mujer que deja de lado el papel pasivo.
Satisfacción garantizada:
Muchas que se sienten inseguras de sí mismas sostienen que siempre hay
que tratar de satisfacer al compañero, postergando sus propias
necesidades o derechos. Llegan a fingir el orgasmo para satisfacer al
varón. Vivida de esa forma, la sexualidad es algo opresivo que impide el
natural desempeño.
Orgasmo simultáneo:
Partiendo de la base de que hombres y mujeres tienen ritmos diferentes,
buscar la simultaneidad en el orgasmo es un hecho poco natural y
forzado. Muchas se fuerzan para producir un orgasmo simultáneo con su
compañero, aún a expensas de no tener orgasmos ellas mismas por sentirse
exigidas.
Las mujeres somos lentas: La
sexualidad debe limitarse a la penetración. Se supone que besos,
caricias y abrazos son juegos preliminares, cuando en realidad son parte
inseparable del acto sexual. Se ignora que los ritmos de excitación son
diferentes entre hombre y mujer. Hay que darle lugar al erotismo para
generar una adecuada excitación, inluyendo todos los sentidos.