lunes, 16 de marzo de 2015

La perversión de un franciscano en medio del Camino





José Quintela limpia la nieve ante el santuario de Cebreiro



La Guardia Civil se llevó el pasado día 23 de febrero a Pepe el franciscano, quizá el fraile más retratado de España en los últimos cinco años, desde que cuida del santuario gallego de Cebreiro, en el Camino de Santiago, donde se logró convertirse en un encantador icono de la ruta jacobea.

José Quintela Arias, de 56 años, está en prisión imputado por presuntos abusos sexuales a una menor y al primo de esta, discapacitado intelectual. También por supuesta inducción a la prostitución y apropiación indebida de dinero de uno de los cepillos más rentables del Camino.

Con la muchacha, que este lunes ha cumplido 17 años, mantenía relaciones sexuales en el coche, en un hotel, en su casa natal de Ourense y, sobre todo, en la sacristía. Cuando caía la tarde y cerraba el templo prerrománico, la chica cuenta que el religioso extendía una colchoneta, encendía las estufas, y se entregaba con ella a toda suerte de fantasías. La joven insiste en que empezó con él casi por pena, porque le decía que no tenía a nadie, y que luego le cogió cariño.

De la carpeta de 'enviados' de su teléfono móvil se rescataron más de 250 fotos de carácter sexual. En algunas aparece la muchacha desnuda, y en muchas solo se muestra su pene, normalmente decorado con los más insospechados objetos de uso doméstico, o con alimentos o con billetes, que podrían ser de las limosnas de los fieles. La Guardia Civil investiga a dónde iban destinadas esas fotos.

Las fantasías sexuales del franciscano le llevaron a pedirle a la chica insistentemente que buscase a otras personas con las que montar tríos o fiestas en grupo. Según el atestado, la muchacha solo accedió una vez, y convenció a su primo, de 19 años y con un 40% de minusvalía, para quedar con Quintela, quien los llevó a su casa.

Tras tomar unas empanadas con ron y ginebra, les dijo que se desnudasen y que mantuviesen relaciones mientras los retrataba con el móvil. La chica cuenta que estaban borrachos, su primo más que ella, y ninguno es capaz de precisar qué ocurrió realmente en el encuentro.

"Ella me lio de mala manera", "perdí la cabeza", se defendió el fraile tras su detención. Entre rejas, según su abogado, conoció el arrepentimiento y se declara culpable de parte de los hechos que se le imputan. La muchacha afirma que ella no le pidió jamás "un céntimo", pero el religioso le daba billetes "antes, durante y después" del sexo, "a veces 300 euros", en función de las dádivas dejadas por los fieles.

Hay personas que recuerdan la generosidad de José Quintela con quienes tenían algún problema, sobre todo con los peregrinos que caminaban hacia Santiago, y a veces les proporcionaba ropa o comida si tenían necesidad. Nadie quiere creer lo que pasó.


Fuente: 'politica.elpais.com/politica/2015/03/15/actualidad/1426438426_057628.html'