Según Robert Weiss, psicoterapeuta estadounidense, el exceso o falta de sexo sólo es un problema real a nivel a nivel psicológico cuando entorpece nuestra relación de pareja o desencadena otras trabas como estrés, ansiedad o falta de autoestima.
El DSM-5, que es un manual-diagnóstico y estadístico de los transtornos mentales, contiene dos desordenes distintos, uno para hombres y uno para mujeres, para referirse a la falta de deseo sexual femenino y el transtorno masculino de deseo sexual hipoactivo. Y, según el manual, los médicos pueden diagnosticar dichas enfermedades cuando se presentan los siguientes tres síntomas:
1. Pérdida de interés en el sexo durante más de seis meses.
2. Estrés, ansiedad, depresión, miedo…
3. Abuso de sustancias, efectos secundarios de la medicación, una condición médica, o un grave trauma en la relación, como ocurre con la violencia doméstica, por ejemplo.
Sin embargo, el documento no especifíca cuál es la regularidad con la que se deben mantener relaciones sexuales ya que esta es una preferencia de cada individuo. “Una persona puede hacer el amor dos o tres veces por semana y sentir que no es suficiente y otra hacerlo con esa frecuencia y pensar que es más que suficiente. Y ninguna de las dos debe ser patologizada por esa diferencia”.
"No hay nada de malo en no tener interés por el sexo, siempre que la persona viva feliz con ello", argumenta Weiss. Siempre y cuando la inactividad sexual no le genere problemas en su relación, ansiedad, baja autoestima, etc.
No obstante, en ocasiones, para solucionar la falta de apetito sexual sólo hace falta practicarlo. De hecho, el sexólogo Roberto Sanz declaró que: “Damos prioridad a poner una lavadora antes que tener un encuentro sexual, y pensamos que el sexo no pueden planificarse, algo que es rotundamente falso. Las relaciones sexuales se pueden programar, como cualquier otra actividad, y merece la pena que hagamos un hueco en nuestra apretada agenda para practicarlo.
El Confidencial
1. Pérdida de interés en el sexo durante más de seis meses.
2. Estrés, ansiedad, depresión, miedo…
3. Abuso de sustancias, efectos secundarios de la medicación, una condición médica, o un grave trauma en la relación, como ocurre con la violencia doméstica, por ejemplo.
Sin embargo, el documento no especifíca cuál es la regularidad con la que se deben mantener relaciones sexuales ya que esta es una preferencia de cada individuo. “Una persona puede hacer el amor dos o tres veces por semana y sentir que no es suficiente y otra hacerlo con esa frecuencia y pensar que es más que suficiente. Y ninguna de las dos debe ser patologizada por esa diferencia”.
"No hay nada de malo en no tener interés por el sexo, siempre que la persona viva feliz con ello", argumenta Weiss. Siempre y cuando la inactividad sexual no le genere problemas en su relación, ansiedad, baja autoestima, etc.
No obstante, en ocasiones, para solucionar la falta de apetito sexual sólo hace falta practicarlo. De hecho, el sexólogo Roberto Sanz declaró que: “Damos prioridad a poner una lavadora antes que tener un encuentro sexual, y pensamos que el sexo no pueden planificarse, algo que es rotundamente falso. Las relaciones sexuales se pueden programar, como cualquier otra actividad, y merece la pena que hagamos un hueco en nuestra apretada agenda para practicarlo.
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