No se sabe si antes de liquidar al Juez Ruz llegaron a meterle en la cama una cabeza de caballo, pero leo en la prensa que el clan de los Genoveses ha vuelto a salirse con la suya y, fiel al estilo de la familia, este ajuste de cuentas también ha parecido un accidente. Todo encaja en esta carísima película de Tarantino rodada con nuestros ahorros. Recuerden las palabras de los mensajeros al oído de Bárcenas, en un susurro, en aquella sombría sala de Soto del Real. Quizás sonara de fondo el quejido melancólico de una mandolina, en la penumbra: “Si hablas, tu mujer irá a la cárcel; si callas, caerá Gallardón y se anulará el proceso”. Gallardón ya no está, un tribunal suizo ha invalidado las pruebas contra Bárcenas y ahora el cuerpo del juez Ruz flota a la deriva en las aguas del pestilente cenagal de la democracia española. Bárcenas tiene un pie en la calle.
Por si fuera poco, y para demostrar que el decálogo de Mariano contra la corrupción funciona tan bien como su plan anticrisis, el clan de los Genoveses impide hoy en el Congreso la creación de comisiones para investigar el caso Bankia, a iniciativa del PSOE, que ya paralizó en el Parlamento andaluz otras del Pepé S.A. para esclarecer el caso de los ERE, y ahora su vocal en el Consejo General del Poder Judicial, Mar Cabrejas, se une a los genoveses y avala con su voto la ejecución de Ruz. Antonio Hernando, portavoz del PSOE, otro Floriano, se rasga las vestiduras y clama al cielo diciendo que “el PP dice una cosa y luego hace otra”.
Pero este martes de regeneración democrática nos trae otra noticia que eleva nuestra moral y mañana nos ayudará a confiar aún más en la justicia: La Fiscalía pide archivar la imputación de la infanta porque está “en una posición de indefensión”, pobrecilla, faltaría más. Pagará 600.000 euros por no hacernos el feo y punto. ¿A que también ha parecido un accidente? También leo que un hombre acepta un año de cárcel por robar leche infantil en una farmacia y que a una pareja de ancianos le cae otro por sustraer diez euros en hortalizas.
Y usted mañana, si tiene suerte, a madrugar, a trabajar y a pagar, y cuando llegue la hora, a votar, y por supuesto a ellos, no vaya a caer en la tentación de votar lo que no debe, que puede arruinar a España o convertirla en una pocilga. No lo haga, obedezca al director y al guionista y sea un buen actor, porque también usted forma parte de esta siniestra película de mafiosos y quedaría feo que por un capricho reventara esta trama que tan magistralmente han urdido.
