
Hay un lío político en Madrid que ni nos deja disfrutar del rutinario sexo salvaje en
este
final de verano. Se suicidan árboles en El Retiro arrojando ramas
mortales sobre gente inocente. Los pájaros visitan al psiquiatra de
Sabina,
y Sabina no visita a su psiquiatra. Y los amantes se desabrazan en la
cama discutiendo ferozmente, pues él va a votar a Ganemos Madrid y ella a
Podemos.
Voy a contextualizar, por si algún lector no estaba muerto y estaba
de parranda. Hace menos de una semana, se constituyó una coordinadora
para que Ganemos Madrid se presente quizá a las próximas elecciones
municipales y autonómicas. Sería el Podemos de Madrid, salvo por el
hecho de que Podemos está en proceso de construcción
hasta
que celebre en otoño su asamblea fundacional.
Al parecer, en Podemos no ha sentado nada bien que Ganemos Madrid no
les haya esperado, y que haya izado su bandera como sigla ciudadana
antes que nadie, bajo la atenta y publicitada mirada de IU y Equo.
Ahora
a Podemos le pica un dilema: o acepta la marca Ganemos y pierde la suya
en Madrid (a la sazón capital de España), o rompe la unidad del voto
ciudadano y carga con ese estigma desintegrador. O se come a Ganemos,
que sería lo propio, aunque algo incivilizado.
Cinco días después de constituirse Ganemos Madrid, el
número
dos de Podemos, el profesor
Juan Carlos Monedero, escenifica su explícita candidatura a la alcaldía madrileña a través de
eldiario.es: “Me pregunto si Madrid quiere de
nuevo
a un profesor [como él] como alcalde (…). Si Podemos presenta a su
segunda cara más visible [o sea, él] a la alcaldía de Madrid, la apuesta
es clara [por él]“.
Todo por culpa de la calle, de la gente. La gente es urgente cuando
tiene algo que gritar, y no ha podido esperar a que Podemos construya
una oficina y compre dos teléfonos. Tenían prisa por gritar los
madrileños aquí estamos y a las urnas vamos. Y yo creo que el cabreo
entre
la gente de Podemos, con esto de Ganemos, tiene que ser profundo.

Otra cosa es el Guanyem Barcelona de
Ada Colau,
que a Podemos le viene muy bien: va a permitir a Podemos derivar hacia
Guanyem buena parte del debate catalán, un debate que les podría hacer
daño en La Meseta. Cierto es que en estos momentos el debate catalán no
debe preocupar a nadie que tenga más de dos dedos de frente, pero por
eso precisamente preocupa a tantísimos españoles y al Gobierno. Y ese
voto
cuenta
.
Entretanto, en el encuentro político del día 27, IU decide negociar
con otras fuerzas “para el ciclo electoral de 2015″. O por lo menos
impulsar la convergencia. O sea, presentarse con Podemos, sobre todo con
Podemos, y con una pléyade de pequeños
partidos
de izquierda y centro, en una candidatura unitaria.

En
mi modesto y parvo parecer, la suma de Podemos más IU resta. IU se ha
alejado tanto de la calle que ya la calle no sabe cómo acercarse a IU.
El aceite es insoluble en agua. E IU es una mancha de petróleo. Su
complicidad dentro de los consejos de
administración
de las cajas de ahorro saqueadas y privatizadas es inolvidable, como un
primer amor. IU ha pertenecido y pertenece a la casta: en bancos, en
ayuntamientos, en consejos de administración, en parlamentos… Quizá sea
algo mejor casta, pero no deja de ser casta. Y no precisamente por su
castidad.
Los que defienden la fusión alegan que los programas son muy
parecidos. Matizable. Es posible que IU y Podemos vayan hacia el mismo
sitio, pero provienen de lugares y tiempos tan distintos que sería
antinatural que confluyesen. Muchos votantes de IU no aceptarían ser
engullidos por Podemos y muchos votantes de Podemos no tragarían con
esta IU pasteurizada. Menos + menos.
Ya dije que hay un lío político en Madrid que ni nos deja disfrutar del rutinario sexo salvaje en este final de verano.