jueves, 3 de julio de 2014

Las peores citas, testimonios de noches desastrosas


  • Las peores citas, testimonios de noches desastrosas. (Foto: Shutterstock)

Cuando se queda con alguien para salir las expectativas pueden ser muchas. Sin embargo, existen factores que pueden convertir una cita en toda una pesadilla.

 .InPerfectas Vergüenza en un lujoso restaurante. “Tuve una cita a ciegas con un chico y yo llegué muy fashion. El sujeto en cuestión llegó con botas picudas de piel de víbora todas rasposas (casi casi como para bailar tribal), una chamarra como de narcotraficante y una Polo de manga larga. Para colmo, el sujeto dijo que si podíamos ‘compartir la entrada’. Fue horrible porque era mi restaurante favorito y me conocía hasta el gerente. Tuve que ir al tocador y llamarle a una amiga para que me salvara de esa vergüenza”. Marion Mille, 28 años.
Sin dinero para seguir la cita. “Una vez un sujeto me invitó a salir. Quedamos en un bar súper chic. El sujeto veía primero el lado de los precios que el de la carta. A la hora de ordenar, y para no gastar más, me dijo que no tenía hambre y que amaba contemplar ‘ver a una belleza comer’… Al final, contó hasta monedas para pagar la cuenta y me pidió 300 pesos prestados. Eso sí, en toda la charla se la pasó hablando de negocios”. Elena Uribe, 30 años.
Una cita que se quedó a la mitad. “Un chico me invitó a salir a una fiesta con sus amigos. Como quería integrarme y conocerlos, acepté. Durante la noche él comenzó a beber y beber hasta ponerse borracho. Y cuando ya quería irme simplemente me dijo: Yo me quedo, si quieres vete”. Esperanza, 21 años.
Cuando llega la hora de pagar la cena. “Salí con un chico quien me invitó a cenar. La verdad que la pasamos lindo y se portó muy amable. Me dijo que quería conocerme más y que yo valía mucho la pena. Pero al momento de pagar, ¡sacó cupones de descuento!”. Susana, 32 años.
Una oportunidad desperdiciada. “Una vez compré boletos para el teatro para ir con una amiga, pero a la mera hora ella ya no pudo ir y, para no desperdiciar las entradas, invité a uno de mis pretendientes. Pero llegó 20 minutos tarde, todo sudado porque llegó corriendo e incluso algo mojado porque empezó a llover. Aunque era la oportunidad de conocernos mejor, toda la función se la pasó como estatua, no volteaba y al salir sólo dijo: ¿Me puedes das un aventon a mi casa, por favor? Mejor hubiera ido sola”. Lupita, 28 años.
¿Quién fue el rescatado? “Mi amiga y yo tenemos un código de rescate cuando nuestra cita va muy mal y queremos huir con un buen pretexto: Una llama a la otra una hora después de iniciado el encuentro y, según cómo vaya, decimos que es una emergencia y debemos irnos o fingimos que era algo sin importancia. Yo me la estaba pasando genial con el tipo y cuando ella llamó le respondí que luego le hablaba. Cuando colgué, al chico con quien estaba le llamaron al celular y me dijo que debía irse, que su perro había enfermado… siempre me preguntaré si en esa ocasión fui yo la abandonada”. Dulce, 28 años.
Un encuentro que terminó en lesión. “Un galán de la universidad me invitó a una cita que incluía una visita a la pista de hielo. Le comenté que yo nunca había patinado y él me contestó que no me preocupara… él sabía hacerlo bien y me enseñaría. Al llegar, pronto pude dominar la técnica sin su ayuda, ya que él no sólo no podía mantener los pies derechos, sino que pasó toda la tarde cayéndose. A los pocos días me enteré que terminó con un esguince en el pie”. Elsa, 27 años.