Después del cachondeo que han generado en las redes sociales los rebuznos de la cloaca contra lo que creían era un grupo de frikis mal duchados, el partido de la mafia y el gobierno de los gánsters al unísono han decidido adoptar medidas drásticas contra el fantasma que recorre la Patria. "Se impone un 'Vade retro' en toda regla", ha dicho un asesor abrillantinado.
La primera iniciativa será prohibir el uso del término 'podemos' a todos los militantes, no solo en los documentos del partido internos o públicos, sino también en todas sus intervenciones, discursos, charlas, conferencias o bufadas tertulianas, incluso en sus conversaciones familiares o privadas. "Es la única manera de eliminar el mal de raíz", ha resaltado el mismo fulano, tras reconocer el fracaso de las operaciones 'Chavez' y 'ETA'.
Los intelectuales del aparato del PP se han dirigido a eminentes lingüistas para que les envíen una remesa de palabros y expresiones con los que sustituir el demoníaco término. Uno de los iluminados planteó incluso que la RAE lo eliminase de su diccionario, aunque se desechó por el posible rebote que pudiera pillar Pérez-Reverte.
Sin embargo lo tienen difícil. Porque las palabras alternativas que les han enviado, ('logramos', 'conseguimos', 'obtenemos' o 'alcanzamos') ni significan lo mismo ni tienen la fuerza y la rotundidad del maldito 'podemos'. Tampoco les convencen expresiones como 'estamos preparados' o 'somos capaces'.,por ser muy largas para los titulares de prensa.
'Nuestro partido puede', 'el Gobierno puede', 'nuestros militantes pueden'... Estas serían otras formas a emplear para no pronunciar el término tabú, la primera persona del plural del presente de indicativo del verbo poder.
Los más avanzados en dictaduras también han propuesto que se estudie con los servicios jurídicos que el partido tiene en el Supremo la posibilidad de prohibir la coleta en hombres, alegando que puede ocultar objetos agresivos o por si encierran nidos de microorganismos contagiosos y perjudiciales para el personal. También estudian habilitar un teléfono 902 para delatar el más mínimo comportamiento extraño de cualquier dirigente de Podemos.
