domingo, 2 de febrero de 2014

Cosas que sólo las mujeres amantes de un deporte e hinchas de un equipo entenderán

 

A las mujeres también nos gustan los deportes y sabemos perfectamente que el amor y pasión por los colores de nuestro equipo es lo más grande.

.InPerfectas No, no estamos “en esto” para “impresionar a un chico.” Las mujeres que les apasiona un deporte y además son hinchas de VERDAD de un equipo saben que se sufre cada partido, que la felicidad de ganar no puede compararse con nada y nunca dirían que son de otro equipo solo por seguir la corriente del chico con el que salen.
No necesitamos ayuda para entender lo que está pasando. Una mujer que le gusta el Fútbol sabe lo que es un Corner, un Tiro libre y un Outside. Una que le gusta el Basket sabe que es un Air bal, Alley oop o un box score, una que es fanática del Baseball entiende perfectamente lo que es un balk o un swing. Sí, cuando te gusta lo que estás viendo (o practicas) entiendes cada término y acción en el área de juego y no necesitas que nadie te diga lo que sucede.
La prenda perfecta es la que lleva el escudo de nuestro equipo. En cuestión de ropa, una mujer hincha sería feliz luciendo su camiseta, casacas, chalinas, gorros o cualquier cosa que haga alusión a los colores de su equipo.
Las finales son sagradas. Si nuestro equipo llegó a la final de cualquier torneo en la que esté participando, ese día para nosotros es sagrado. Esperamos la hora del encuentro con ansias y los nervios no nos dejan tranquilas en todo el día. Estamos impacientes y lo único que queremos es que el reloj avance lo más rápido posible.
Palmeras
Ir al estadio es mejor que una fiesta. Sí, lo es. Estar en las tribunas cantando y gritando por tu equipo es mucho más satisfactorio que un plan de fin de semana que incluya estar en un lugar rodeada de gente ebria con la “música de moda”.
Palmeras
Sabemos más acerca de un jugador, más allá de si es “lindo” o no. Sí, claro, como en cualquier profesión hay jugadores guapos, pero eso nos tiene sin cuidado porque lo que importa es cómo juega y no su apariencia física. Nos importa que un jugador “se rompa” por nuestro equipo, que luche y que entregue todo. Verse bien no ayuda a un futbolista a meter un gol y tampoco a encestar a un basketbolista. Lo único que queremos es que juegue bien.
Palmeras
Tomaremos el juego personalmente. Casi hasta la exageración, y vamos a gritarle a la pantalla y lamentarnos jugadas y golpearemos nuestra cabeza cuando alguien falle un lanzamiento porque está matando a nuestros corazones. Amamos a nuestros equipos tanto que si pierde nuestro humor es una total desgracia, pasamos de la pena a la cólera y al odio en cuestión de segundos porque cada fan ve la perdida de su equipo como algo personal y lo sabemos perfectamente.
Palmeras
No, esto no es sólo una “fase”. No es solo una “etapa”, esto va ser para siempre, hasta el día que nuestros corazones dejen de salir y si tenemos hij@s le transmitiremos nuestro hinchaje a ellos porque es amor de verdad. Nuestro equipo es para siempre, pase lo que pase y sea en la situación que sea, en las buenas y en las malas. Es como tener una relación, con la diferencia que en el amor uno nunca sabe, pero esto es hasta la muerte.
No importa dónde estemos, vamos a ver el partido de nuestro equipo. Así es, no importa si estás en China o Japón, si tuviste que viajar por trabajo o vacaciones, donde sea que estés vas a buscar la forma de sintonizar el partido. Si la diferencia de horarios es enorme, vas a madrugar o quedarte despierta toda la noche buscando el link para verlo por internet (si tienes suerte lo pasarán en algún canal donde estés), pero para ti es la prioridad porque no te pierdes nunca un encuentro.
Palmeras
No es “sólo un partido”. No, no lo es. Es EL partido, cuando nuestro equipo juega es como si una parte de nosotros estuviera con ellos. Nuestro humor del día y de la semana depende totalmente del resultado y nos molesta que alguien nos diga “pero tranquila, es sólo un partido”. Porque como dijo Julio Ramón Ribeyro dijo: “Quien no ha sentido la tristeza en el fútbol, no sabe nada de tristeza”.