Andy, el marido de Samantha Lamb, sufría insuficiencia renal y solo se mantenía con vida por diálisis. Para convertirse en un donante adecuado, ella perdió 19 kilos y en octubre de 2009 se sometió a una cirugía para donarle a su marido uno de sus riñones.
Poco después, Samantha descubrió que él le era infiel con una amiga y una noche, mientras ella trabajaba, su marido se fue de casa llevándose todo.
"Si pudiera, lo tomaría -al riñón- y se lo daría a otra persona", dijo Samantha al Daily Mail. "Lo odio", agregó.
"Nunca quise que ella me donara su riñón, porque suponía un gran riesgo, pero ella insistió y yo siempre le deberé mi vida", asegura Andy, de 45 años, que niega tener un romance con la amiga de su esposa.
La mujer solicitó el divorcio dispuesta a rehacer su vida.