viernes, 8 de noviembre de 2013

Una pareja bajó casi 200 kilos para cumplir su sueño de tener una bebé

Mantenerse saludables ha sido una lucha constante para los Shack, quienes pese a las dificultades han mejorado sus hábitos de alimentación.

 

. Las historias sobre pérdida de peso por lo general tienen un principio, un intermedio y un final ¿Cómo subieron tanto de peso estas personas? ¿Qué los llevó a tomar la decisión de cambiar? ¿Cuánto pesan ahora?
Sin embargo, en la vida real, bajar de peso no es un proceso lineal. Matthew Shack ha luchado con su peso desde que estaba en la universidad, cuando una lesión de rodilla terminó con su prometedora carrera en el fútbol americano. Shack, de 35 años de edad, ha bajado más de 45 kilos en varias ocasiones, y ha vuelto a subirlos.
Tras abandonar la universidad para empezar a trabajar, Shack comía en restaurantes tres veces al día, siete días a la semana. Para cuando cumplió 20 años, el consultor en computación, quien mide 1.90 metros, pesaba 180 kilos. Decidió que quería tener novia y sabía que sería difícil encontrarla con sobrepeso, así que empezó a ejercitarse varias horas al día.
En 6 meses bajó 45 kilos
En el año 2000 conoció a Amy. Cuando comenzaron a salir, Shack contrajo mononucleosis, también conocida como ‘mono’. Durante meses durmió de 12 a 18 horas al día y lentamente recuperó el peso que había bajado.
A Amy no le importó. Ella había comenzado a subir de peso en la escuela. Mide 1.65 y cuando conoció a Shack pesaba 80 kilos.
La pareja se casó en 2003. Amy pesaba 100 kilos cuando quedó embarazada de su primer hijo, Sidney. Cuando dio a luz a su segundo hijo, James, dos años más tarde, pesaba más de 136 kilogramos.
Los Shack añoraban tener una niña, pero Amy tenía problemas para quedar embarazada otra vez. Después de someterse a un tratamiento para la infertilidad y no tener éxito, decidieron convertirse en padres de crianza temporal.
El proceso de entrevistas fue cruel. “Ustedes son tan grandes, ¿qué van a hacer cuando mueran?”. Amy recuerda que la agencia les preguntó: “¿Quién va a cuidar a los niños cuando ustedes mueran?”
Fue algo que ninguno de los dos había considerado.
El 22 de junio de 2009, los Shack celebraron su sexto aniversario en el restaurante Outback. Mientras comían papas horneadas, papas con queso al estilo australiano, varias rondas de pan con mantequilla, ensalada, sopa de cebolla francesa, costillas de 18 onzas y postre, la pareja se dio cuenta de que tenía que hacer cambios.
“Sabíamos que íbamos por un camino del que no habría retorno”, dice Shack.
Amy decidió que se sometería a cirugía de bypass gástrico. Como nunca había sido amante de la comida como Shack, se imaginó que la cirugía sería la forma más sencilla para reducir el tamaño de sus porciones.
Shack pidió una cita en el consultorio de su doctor para pesarse, porque la báscula de casa no marcaba más de 158 kilos. Se imaginó que lo más que pesaría serían 180 kilos… 200 como máximo. Cuando la pesa del doctor llegó a 226 kilos, se quedó perplejo.
Shack decidió usar la aplicación LoseIt! para registrar sus calorías. Creó una hoja de cálculo y calculó su alimentación para llegar a un objetivo de peso de 106 kilos en 14 meses.
Amy se realizó la cirugía de bypass al mes siguiente. “Al día siguiente, me sentía como si un camión me hubiera golpeado”, dice. Sin embargo, se abrió paso a través del dolor, alteró su dieta para comer pequeñas cantidades cada dos horas, y bajó 45 kilos en cinco meses.
Dos meses después, descubrió que estaba embarazada. Era una niña.
Bajó otros 18 kilos durante su embarazo, lo cual preocupó a su obstetra. Sin embargo, Samantha Shack nació sana el 1 de noviembre de 2010.