viernes, 1 de marzo de 2013

Los regalos chasco de la Comunión en la EGB

Regalo-comunion-1Ayer hacíamos un ranking de los regalos más deseados de la Primera Comunión pero tenemos que reconocer que no por deseados eran los más frecuentes. A lo sumo te caía uno o dos de los gordos, el resto de invitados aparecía con un regalo que: bueno, no estaba mal, pero por supuesto que no era lo mismo.
Vamos a repasar ahora todos aquellos regalos chasco de la Comunión y aquí estoy convencido de que todos los tuvimos, muchos de ellos incluso repetidos. El problema en la mayoría de los casos era ¿y ahora qué hacemos con esto?

La muñeca de Comunión

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Sí, claro que todas las niñas querían su muñeca de Comunión pero sobre todo la Nancy. Muchas de vosotras os llevasteis un chasco al ver que vuestra muñeca era una total desconocida, eso sí, al menos no le faltaba su medalla al cuello y esa vela en la mano que se encendía. Después descubrías que tu madre no te dejaba jugar con aquella muñeca y que tampoco pintaba nada en medio del parque un día cualquiera, pero seguro que alguna todavía la conserva. ¿me equivoco?

La cubertería grabada con tu inicial

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Un cuchillo, un tenedor, una cuchara y en el mejor de los casos un aro que supuestamente servía de servilletero y que yo no he utilizado en mi vida. Eso sí, todo perfectamente grabado con tus iniciales. Un juego de cubertería, ¿puede haber un regalo más inútil para un niño?

La Minicadena trampa que solo era radio

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Alguien se tomó muy en serio lo de mini y me regaló una pequeñísima cadena de pega que, aunque seguía la estética de las de verdad e incluso se podían separar sus bafles, en realidad no era más que una radio. Chasco y de los gordos.

El juego de boligrafo y pluma Parker

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Qué manía con regalar aquellos juegos de bolígrafos que venían dentro de una cajita con base de terciopelo. A mi me llegaron a regalar cuatro en mi Comunión, de diferentes marcas, pero de la que más presumíamos era de Parker. Peor aún era que todos incluyeran una pluma con la que lo único que conseguías era mancharte las manos y que la caja acabara con un manchón enorme de tinta. Jamás conseguí escribir con ella.

Joyas

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Pulsera, anillo y cadena con la virgen o el niño Jesús. Nuestros padres estaban empeñados en que luciéramos oro y si no te regalaban estas joyas nada más nacer te caían sí o sí en la Comunión. Esto sí que nos acompañará toda la vida, a ver quien es capaz de desprenderse de esa medalla y cadena de oro grabada con tu nombre y fecha de nacimiento. A los niños de hoy no se les pone tantas joyas ¿verdad?

Joyero musical con bailarina

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y claro, si la niña ya tenía sus joyas necesitaba un joyero para poder guardarlas. Había un montón de modelos pero todos tenían algo en común: el espejo, la bailarina y esa melodía que estoy seguro que todavía recuerdas.

El juego de compás


¿Alguien descubrió para que servía cada una de las piezas que venían en esos juegos de compás? Yo jamás entendía el sentido de aquel pequeño compás atravesado por una barra en el medio y al final el único que utilizaba era el compás normal de toda la vida. Lo del tiralíneas también era mala leche, ¿no se había enterado esa persona que te lo regalaba que ya existían los Rotrings?

Un marco para poner tu foto (de la Comunión)

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La historia era así: te regalaban uno de aquellos horribles marcos blancos nacarados para que pusieras en él tu foto de la Comunión y lo colocaras en tu mesilla y así lo hacías de forma automática sin pensarlo. Ibas creciendo y el marco te seguía acompañando allí cada noche hasta que ya tenías la edad suficiente para dormir acompañado y una noche aquella foto fuera la culpable de cortar todo el rollo. No volviste a ver ese marco, esto más que un regalo chasco era una putada.

El juego de desayuno de angelitos

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Todo un clasicazo de los regalos de Comunión que creo que no nos llegó a emocionar demasiado a ningún niño. Ese juego de desayuno con los bordes dorados y angelitos tocando el arpa. El básico estaba formado por taza, plato y recipiente para la leche, a partir de aquí se completaban con todo tipo de accesorios como servilletero o incluso una hucha de las que había que romper para sacar el dinero. Qué chasco.

El libro de la Comunión

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Hay que ver la ilusión que nos hacía que todos los invitados nos firmaran y nos dedicaran el libro de la Comunión. En realidad creo que no tenía otra utilidad, yo acabo de recuperar el mío con esa portada nacarada tan propia de los regalos de Comunión de aquella época y lo único que he encontrado dentro son las firmas y una hoja en la que apunté lo que me regaló cada uno. ¿Cómo se le pudo ocurrir a alguien regalarme un skijama?

Dinero

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Por último, lo más recurrido era regalar dinero y comprobar la generosidad de cada uno. Para que os hagáis una idea yo hice la comunión en 1979 y el que menos me dio fue 300 pesetas (qué rata) y el que más 6.000 pesetas que supongo que sería todo un regalazo pero todo el mundo sabe que a los niños, afortunadamente, no les hace ilusión el dinero.
¿A que tuviste casi todos estos regalos?