Con la excusa de que su novio es fanático de las películas de terror, la norteamericana Natalie Sideserf, de Texas, decidió hacer una torta de bodas muy particular, que al mismo tiempo sorprendió y horrorizó a los invitados.
Como se trata de una artista de la repostería, preparó un pastel –técnicamente, dos– con imitaciones muy realistas (como se aprecia en la foto) de su propia cabeza y la de su flamante marido, David, ambos degollados.
Posadas sobre un tabla cuyo cartel anunciaba “Hasta que la muerte nos separe”, Natalie no ahorró detalle a la hora de preparar las tortas, incluida una chorreante y deliciosa sangre de fresa que, claro está, provocó espanto y poquito de asco entre algunos invitados.
Por ejemplo, su abuela se negó a probar el esperpento repostero que, esto es cierto, resultó repugnante a la vista pero muy original.