viernes, 20 de marzo de 2015

CÁLZATE Y CORRE


    Generaciones de españoles. Nuestros abuelos, nuestros padres, nosotros mismos, nos propusimos con furia erradicar para siempre de España el hambre, la miseria y la injusticia. Entre estas dos fotografías han transcurrido 76 años. Han corrido ríos de sangre, de desesperación, de trabajo duro, de esfuerzo y sacrificio. Murió una dictadura, nació una democracia, y para sostenerla hemos emigrado, trabajado y pagado hasta despellejarnos las manos y los sueños.
    Hemo...s sostenido a políticos, a partidos, a castas sindicales, empresariales y bancarias muy por encima de nuestras posibilidades. ¿Y para qué? ¿Para que en 2015, en pleno centro de Cádiz, puedan sacarse fotos como esta? ¿Personas decentes mendigando comida? ¿Qué ha fallado aquí? ¿Dónde está esa Andalucía imparable que nos prometieron? ¿Dónde esa España de la Champions Ligue? ¿Esa Alemania del sur donde la gente es feliz y sonríe por las calles? ¿Esa España del milagro económico? Todo era y es mentira.
    Y hemos fallado nosotros, los ciudadanos. Nos hemos dejado robar, hipnotizar y manipular hasta extremos inconcebibles. Hemos confiado durante años en quien no debíamos. Tener una democracia y no usarla, o usarla solo para sostener en el poder a quien nos roba, nos miente y nos estafa, es una tristísima esclavitud consentida. Es como tener zapatos y caminar siempre descalzo, quejándonos de las llagas; como tener un hogar y una familia y dormir al raso.
    Nadie puede asegurar que los partidos nuevos puedan sacarnos de este agujero, pero conocemos a los que nos han metido en él. Y se presentan a las elecciones, como los demás, con toda la poca vergüenza del mundo, con el dinero de nuestra cesta de la compra, prometiendo otra vez el oro y el moro, como han hecho siempre. Votarles de nuevo es darles carta blanca para que sigan abusando de nosotros, es deshonrar el sacrificio de nuestros padres y la libertad misma, cuyo poder político reside en la democracia y en nuestros votos.
    Y ya nos duele todo de andar descalzos. Tenemos los pies llenos de llagas. Calcémonos nuestros zapatos, los hemos pagado y muy caros. Nos dicen que no lo hagamos, que nos dolerán más los pies, que sigamos andando descalzos, que las suelas resbalan, que nos dejarán cojos para siempre… pero no te dejes asustar. Cambia. Cálzate tus zapatos. Correrás más que los ladrones y perderán la carrera. Despierta. Cambia. Ya es hora de correr, de dejar para siempre atrás esas malditas colas del hambre.