Rubí Stephens, de 23 años, y Roy Stephens, de 48 años, ambos de Indiana, estaban visitando a sus familiares en el centro de Florida, cuando llamaron al teléfono de emergencia para pedir ayuda, pues su bebé no respondía, según la policía de Lakeland.
La pequeña Betsey Kee Stephens fue declarada muerta en el hospital.
"Ella sufrió enormemente durante los 22 días que estuvo viva", dijo Mike Link, subjefe de policía de Lakeland, en una conferencia de prensa. Agregó que las fotografías de la bebé eran "absolutamente horribles".
Un médico forense determinó más tarde que la causa de la muerte fue un homicidio resultante de "inanición debido a negligencia", según el informe del arresto.
La autopsia mostró que la bebé pesaba 1,8 kg en el momento de su muerte. Había perdido 1,13 kilos desde su nacimiento. El peso normal para su edad es de 3,6 kg, señaló la oficina del médico forense.
La bebé estaba deshidratada y parecía no haber sido alimentada durante seis o siete horas antes de su muerte, según el informe.
La madre dijo inicialmente a la policía que había estado dando de amamantar a la bebé cada dos o tres horas. Pero después de que la policía le informó sobre los resultados de la autopsia, reconoció que probablemente la bebé no se había alimentado durante gran parte de su viaje terrestre de un día de duración.
La policía indicó que la pareja viajaba con otros dos hijos, de uno y dos años. Ambos parecían sanos y fueron puestos bajo custodia.
La madre dijo a las autoridades que después de llegar a un hotel el 23 de diciembre, notó que los pies de la bebé estaban fríos y los cubrió con una manta.
La familia fue a un restaurante para comer con sus parientes. Cuando la mujer fue a sacar a la bebé de un asiento del automóvil, se dio cuenta de que estaba "completamente indiferente al tacto y fría".
La bebé había muerto tres horas antes, según la autopsia.