martes, 7 de octubre de 2014

Un triste adiós sin rencores: hasta siempre PSOE


Después de 36 años de militancia, primero en la Juventudes Socialistas y luego en el PSOE, he decidido, tras una larga reflexión, que ha llegado el momento de decir adiós a ese compromiso que durante tanto tiempo me ha unido al PSOE. Una decisión muy difícil para mí, porque en ella se mezclan también los sentimientos. Un vínculo que en mi caso supera lo meramente político.
Durante estos años de militancia he vivido momentos históricos para nuestro país, a menudo complicados, en los que ser socialista, ser de izquierdas, no fue nada fácil. También viví momentos de ilusión, esperanza y satisfacción. Todo ello hacía que, a pesar de las dificultades, mereciera la pena seguir adelante defendiendo el proyecto político que representábamos. Hoy, por coherencia personal y política, he decidido comunicar la baja como afiliado al que ha sido mi partido durante tanto tiempo ¿Por qué? Porque este no es el PSOE al que yo me afilié. No reconozco a este PSOE. Creo sinceramente que no es el modelo ni el proyecto político a seguir. Ya no es una opción creíble, ilusionante, comprometida y vinculada a los movimientos sociales. Ya no es un proyecto referente de la izquierda, con propuestas, abierto al debate y a la participación ciudadana. Es una pena, pero el proyecto socialista en España, en Castilla y León y en Palencia, languidece gravemente. No hay propuestas. Solo importa ganar elecciones, y nada más.
Aquellos que han tenido el honor y el privilegio de estar al frente del PSOE no se dan cuenta de que lo primero que hay que hacer es recuperar la credibilidad. Volviendo a las calles, en la sociedad, con los ciudadanos... Sentir como propia la causa de la izquierda para recuperar la alianza y complicidad con la sociedad civil. Así, sí se podría recuperar la confianza perdida. Pero esto es irrealizable si los dirigentes – por utilizar una expresión al uso - del PSOE siguen siendo los mismos que defendieron la reforma laboral, o la reforma de la constitución para anteponer el pago de la deuda a nuestro estado del bienestar. Una medida que repercute negativamente en la realización de políticas sociales que afectan a los más desfavorecidos. Y por supuesto, será imposible cualquier cambio de verdad si los mismos, a pesar de perder elección tras elección, siguen en la poltrona. El PSOE solo es instrumento de cambio para la cuenta corriente de algunos y algunas, no para la esperanza de progreso de la buena gente palentina y española.
La sociedad actual ya no tolera el engaño. Los ciudadanos de izquierdas susceptibles de apoyar al PSOE no están dispuestos a permitir que se sobrepasen determinadas líneas rojas. Los ciudadanos de izquierdas pedimos decencia política, una decencia que desgraciadamente se ha perdido en el PSOE. ¿Cómo se puede hablar de renovación, regeneración política y democrática ocupando un escaño desde hace más de 20 años? ¿Cómo se puede pretender ser la solución cuando se es parte del problema? ¿Qué decencia política es esa? ¿O quizá la regeneración política y democrática es defenderte de la crítica (legítima) de otras formaciones de la izquierda descalificándolas e insultándolas? Yo siempre he pensado que, ante la critica, ante la discrepancia, está el debate de las ideas y de las propuestas. Aunque claro, cuando no hay ni ideas ni propuestas, solo queda el pobre e intolerable recurso del insulto.
Me voy sin rencores. Sin estar contra nadie. Me voy sin frustraciones. Durante mi militancia, tanto en las Juventudes Socialistas como en el PSOE, he estado en los máximos órganos de participación y dirección a todos los niveles: local, provincial, regional y nacional. He tenido el honor de formar parte del primer equipo socialista que gobernó el Ayuntamiento de Palencia con Heliodoro Gallego como Alcalde. Quiero comunicar también que hace escasas fechas he rechazado formar parte de una candidatura municipal que parecía estar fraguándose. Digo esto ahora, porque la noticia de mi presencia o no en esa lista estaba siendo filtrada a las personas y ámbitos más variopintos desde el entorno del posible candidato, no sé con qué extraños intereses.