Querían colaborar
para
que sus peticiones tuvieran más repercusión y decidieron poner a su disposición sus conocimientos de diseño e ilustración.
Kenji Nakayama y Christopher Hope hablaron con indigentes de diversas ciudades estadounidenses
para
conocer sus circunstancias y les regalaron un cartel ilustrado a mano
con el texto que llevaban escrito en los cartones que muestran en la
calle.