miércoles, 19 de diciembre de 2012

muere de cáncer por culpa del pulmón de un fumador


Jennifer tuvo una muerte que era para otra persona.

Jennifer tuvo una muerte que era para otra persona.

La mujer británica de 27 años y enferma de fibrosis quística, falleció a los 16 meses de ser sometida al trasplante. La fundación a la que pertenece el hospital donde fue operada señaló que "el número de órganos disponibles caería un 40 por ciento si rechazaran los de las personas que consumen cigarrillos".

El trasplante de pulmón fue realizado en el hospital Harefield de Londres, conocido por ser uno de los líderes a nivel internacional en el tratamiento de enfermedades pulmonares y del corazón.
El padre de Jennifer Wederell, Colin Grannel, declaró que cree que su hija no habría accedido al trasplante si hubiera sabido que el donante era un fumador empedernido.
A Jennifer le diagnosticaron fibrosis quística a la edad de dos años y para cuando alcanzó la veintena tenía que usar oxígeno las 24 horas del día. Estuvo en lista de espera para un trasplante de pulmón durante 18 meses, hasta que en el mes de abril de 2011 le dijeron que había un órgano compatible para ella, publica Telecinco.es.
El padre de Jennifer manifestó que la familia había "vivido para ese momento", durante años y que creía que ayudaría a su hija a "engañar" a su enfermedad. Jennifer se casó con su novio, David Wederell en septiembre del año pasado pero en febrero de 2012 los médicos encontraron una masa maligna en sus pulmones.
"El shock se convirtió inmediatamente en rabia ya que cuando nos explicaron los riesgos una hora antes de su trasplante nadie mencionó que el pulmón que usarían procedía de una persona fumadora", señaló Grannell.
"Se estaba muriendo de una muerte que era para otra persona", añadió el padre de Jennifer, que creó un grupo en Facebook para animar a los no fumadores a que se conviertan en donantes de órganos.
La fundación Royal Bromton and Harefield, a la que pertenece el hospital en el que fue operada Jennifer señaló que es "muy raro que los pacientes especifiquen que no desean ser tenidos en cuenta la hora de recibir un pulmón clínicamente sano de un fumador".
Según la fundación, esto es debido a que "los riesgos son mucho más elevados si el paciente rechaza el pulmón de un antiguo fumador y decide esperar a que otro órgano con el que sea compatible que proceda de una persona no fumadora esté disponible".
"Sin embargo, reconocemos que Jennifer debería haber tenido la oportunidad de elegir", admitió la fundación, que añadió que "hemos pedido disculpas sinceras por este descuido".
"Lamentablemente, el número de pulmones disponibles para el trasplante caería alrededor de un 40 por ciento si hubiera una política de rechazo de aquellos órganos que provengan de un fumador, las listas de espera serían más largas y muchos más pacientes morirían sin un trasplante", explicó la institución.