martes, 27 de septiembre de 2016

HISTORIAS DEL AYER 6 (TINO CASAL, CONTINUACIÓN) Carlos Garcia Vaso .

    HISTORIAS DEL AYER 6 (TINO CASAL, CONTINUACIÓN).- Como sabéis, Tino y yo fuimos muy buenos amigos. Lógicamente él hubiera deseado que yo fuese su guitarrista pa...ra directo ya que era el que había grabado los dos primeros discos, y a mi me hubiese encantado, la pena fue que el lanzamiento de Azul y Negro en 1981, y el consiguiente éxito, hizo imposible mi participación en sus conciertos, cosa que resolvió perfectamente Javier Monforte.
    Recuerdo una vez, en pleno éxito de ambos, sería en 1983, cuando nos vimos en Londres y quedamos para ir de compras (ropa y abalorios sobre todo) con nuestro amigo común Paul Ferguson por Kings Road y el mercado de Candem Town. La gente por la calle quedaba flipada de vernos (sobre todo a él...) y hasta nos pedían permiso para hacernos fotos, jajajj. y eso que Londres iba muy por delante de Madrid en cuestión de moda y música, aún así llamábamos mucho la atención, así era Tino.
    Su casa, frente a la estación del Norte de Madrid (Principe Pío) en el Paseo de Rey era como él, excéntrica y original. La visitamos cuando Tino recibió el encargo de Julián Ruiz para realizar el diseño gráfico y dirigir la estética e imagen de Azul y Negro en el primer álbum: La Edad de los Colores. Allí nos llevó, el bueno de Tino, para prestarnos una serie de indumentaria que luciríamos en el reportaje fotográfico que hizo Javier Castaneda y del que saldría luego la portada del disco con todos los retoques de Tino. Tenía un cuarto dedicado a vestidor exclusivamente, forrado de espejos que cubrían enormes armarios empotrados con cientos de trajes, vestidos, zapatería y complementos de lo más extraños que uno se puede imaginar. El salón, con aquella gran piel de leopardo cubriendo el sofá, sus propios cuadros en la pared, todo cubierto con cantidad de objetos y detalles curiosos, con el portaestudio junto al equipo hifi donde grababa sus ideas musicales.
    Mucho se ha hablado sobre la posible homosexualidad de Tino. Supongo que hoy día esto ya no tiene la menor importancia pero yo, que lo conocí bastante, ni lo niego ni lo afirmo. Es cierto que frecuentaba ambientes controvertidos y gozaba de la amistad de algunas figuras conocidas de la “movida madrileña” amantes de la ambigüedad, como “Las Costus”, Fábio Macnamara, Pedro Almodovar, Alaska, o Carlos Berlanga. Sin embargo yo jamás le vi con pareja masculina, más bien al contrario, ya he dicho que muchas veces cenábamos juntos y le acompañaba su amiga inseparable Pepa, asturiana, excéntrica como él y de su misma edad. Sí, porque la edad de Tino Casal era el secreto mejor guardado del reino, jajajajj. Es cierto que parecía algo mayor que todos nosotros, pero no nos poníamos de acuerdo en la estimación y él siempre respondía con alguna ocurrencia graciosa de su agudo sentido del humor.
    En plena fiebre de éxito tras la grabación de su tercer LP, “Hielo Rojo” con el single “Pánico en el Edén”, tuvo la mala fortuna de torcerse el tobillo al pisar un cable en el escenario de un concierto por llevar esas plataformas imposibles que solía usar en sus pies, nadie pudo imaginar que aquello tuviera tan malas consecuencias. Lo que parecía una simple torcedura, que se curaba con unos analgésicos, se complicó de tal manera que terminó siendo una infección de hueso con complicación hasta la cabeza del fémur de la pierna derecha. Conchi y yo fuimos a verlo al hospital, recién operado, y nos quedamos muertos cuando el pobre se destapó la pierna enseñándonos el muslo y me dijo: - Mira lo que me han hecho, Carlos...
    La tremenda herida discurría a lo largo de todo el muslo por el lateral, desde la rodilla hasta la cadera. Le costó tres años recuperarse y todos temíamos que quedase cojo de por vida. Volvió a su tierra natal, Oviedo, donde, entre familiares y amigos, poco a poco se fue rehabilitando. Regresó en 1987 para grabar su cuarto LP “Lágrimas de Cocodrilo” con su famosa versión de “Eloise”. Cuando años más tarde, en 1991, parecía que de nuevo la suerte le sonreía y acababa de editar su quinto LP “Histeria” con grandes proyectos, otra vez la fatalidad, vestida de desgraciado accidente de tráfico, acabó definitivamente con su vida.
    El accidente fue absurdo, había estado lloviendo toda la noche de aquel sábado de septiembre del 91, él no conducía, se sentaba normalmente en el asiento del acompañante. A altas horas de la madrugada del domingo, un inoportuno frenazo en una curva de la Carretera de la Playa, muy cerca del Puente de los Franceses, que les llevaba a la discoteca “Oh Madrid”, a donde se dirigían, les hizo perder el control del coche. El golpe contra la dichosa farola no fue demasiado violento, de hecho, a ninguno de los otros tres ocupantes le paso nada, sin embargo, vino a dar justo en su cabeza. La muerte fue instantánea.
    Aquel fatídico día del accidente me levanté sin saber por qué con unas ganas tremendas de hablar con él y era raro porque llevábamos muchos meses sin contactarnos y tampoco tenía nada concreto que decirle o preguntarle. Lo cierto es que aquel domingo, justo después de desayunar, cogí el teléfono y marqué su número. A Conchi, mi mujer, le pareció raro:
    -¿Qué haces?-, preguntó.
    –Llamo a Tino Casal, no sé, me apetece mucho hablar con él-, la dije.
    Pero nadie respondió...
    Al mediodía viendo el Telediario en casa, mientras comíamos, me enteré del accidente y de su fallecimiento ocurrido esa misma madrugada. No podía creerlo, me quedé estupefacto.
    ¿Qué ocurrió en mi mente para tener de repente ese impulso y esas ganas de hablar con él?. ¿Premonición?, ¿Se estaba despidiendo de mi?. No lo sé, son preguntas que siempre rondarán en mi cabeza sin respuesta...RIP Tino Casal, mi amigo!. Porfa, si os gustan estas curiosidades compartirlo. Gracias. Ah! y para ver las otras Historias del Ayer, mirad más abajo en mi muro, merecen la pena.

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