Aunque los espacios de la moda continúan siendo ocupados mayoritariamente por las mujeres, los hombres no ceden terreno y continúan marcando caminos. Un nuevo estereotipo de la masculinidad viene pidiendo paso, apartando del camino a los metrosexuales, personajes de estilo salvaje.
¿Quiénes son?, ¿De dónde vienen?. Se llaman lumbersexuales y su nombre está relacionado con “lumber”, en inglés, leña. Es decir que estaríamos hablando de “leña sexual”.
Mezclan características de tipos rudos con aire sensual donde la prioridad en la vestimenta parece ser el uso de camisas a cuadros, comúnmente llamadas leñadoras, livianas en veranos y muy gruesas en invierno. Pantalones arremangados, botas Timberland y una combinación de caballera engominada con barba relativamente prolija. Aman la comida casera y se muestran sensible con todo lo relativo a la familia.
Los gurús de las etiquetas primero denominaron ubersexuales a esos hombres elegantes, masculinos, fuertes e inteligentes representados a la perfección por Paul Newman, George Clooney y hasta Donald Trump. Después llegaron los metrosexuales, capitaneados por David Beckham. Ahora las revistas de moda más influyentes de Norteamérica han centrado su atención en una nueva tribu que podría estar en cualquier selva, pero que se pasea por Nueva York, por Los Angeles y el mundo.
Son varios los famosos que encuadran en esta tendencia de los lumber como por ejemplo: Ryan Gosling o Eric Cantona, pero los lumbersexuales ponen bastante esmero en tener la apariencia de que no les importa demasiado cómo se ven. Los representantes de esta nueva moda exhiben comportamientos protectores y al momento de las comidas le dan prioridad a las carnes a la parrilla.
Estos hombres son asiduos a los bares, disfrutan de un buen plato de comida y no se torturan por lograr un cuerpo ultra tonificado o una piel y cabello perfectos. De acuerdo con la revista femenina Cosmopolitan, este tipo de hombre usan barba larga, frondosa y descuidada porque no se mira al espejo habitualmente. Prefieren lo natural y suelen mostrarse muy rudos, personificando el estereotipo de hombre que repara los desperfectos del hogar, construye muebles, salva a doncellas en peligro, pone cara de asco cuando escucha hablar de sushi y es el primero en prenderse cuando se organiza un asado.