lunes, 9 de diciembre de 2013

Un supermercado se niega a vender alcohol a una anciana por no llevar el DNI

Diane Taylor es una dulce anciana de 92 años, con ya bisnietos inscritos en el libro de familia, a la que también le gusta de cuando en cuando echarse un chupito de whisky para entonarse en el invierno.
Sin embargo, la semana pasada Diane se cogió un cabreo de mil demonios, debido al trato humillante que recibió cuando fue a por su bebida favorita a la tienda local de la cadena One Stop Shop (la versión mini de los supermercados Tesco) en Harlow, Essex (U.K).
Y es que una vez que estuvo en la caja con su compra, la cajera se negó a venderle la botella de whisky si no le enseñaba un carnet que reflejara que tenía la edad legal de 18 años para comprar alcohol.
La bisabuela, que simplemente con mirarla cualquiera se creería que ha nacido en 1919, cumplió los 18 años en 1937, cuando los carnets se hacían en cartulina sin plastificar.
Así que, ni corta ni perezosa, le empezó a mostrar a la cajera un festival de títulos de identidad que incluían la tarjeta del pensionista, el abono-transporte, su carnet de conducir vehículos de discapacitados y hasta la garantía del marcapasos con su nombre.
Pero ninguna de estas tarjetas resultó válida para la puntillosa asalariada del One Stop, que requería el documento nacional de identidad o, en su defecto, el pasaporte, que son los únicos que no pueden ser falsificados.
“Le pregunté a la chica de detrás del mostrador que me lo repitiera tres veces; simplemente no podía creer lo que oía, pensé que era una broma” afirma con sorna Diana al periódico SWNS .
La mujer asegura que en sus 92 años de vida nadie le ha preguntado la edad al comprar; y que puede entender que haya que ser estrictos con todos los jóvenes que compran alcohol, pero sin duda hay una diferencia muy grande entre una mujer de 92 años de edad y una pizpireta jovenzuela de 17 años recién cumplidos, mal que le pese a ella.
Aún con estas, Diane no llevaba encima el D.N.I ni el pasaporte, por lo que tuvo que volverse a casa sin su querida botellita de whisky, y con un cabreo de narices; un cabreo que, posteriormente, pudo mitigar sin problemas comprando la botella en otro sitio sin necesidad de enseñar ningún carnet.
Bueno,  pues estoy hay que celebrarlo ...... hiipppssss!
Tras denunciar el caso en la Ventanilla Única del Consumidor, un portavoz de la cadena One Stop ha salido al paso diciendo que “sienten el incidente”, pero que las tiendas de alcohol tienen que cumplir un estricto protocolo de identificación, a riesgo de perder su licencia. “Aunque lamentamos mucho las molestias causadas, el personal de la tienda tiene la obligación de pedir a todos los clientes que demuestren su edad como condición de la licencia para vender alcohol”.