jueves, 5 de diciembre de 2013

El precio de la estupidez





La estupidez tiene precio. Como si se tratara de un producto, el precio de la estupidez es variable, pudiendo alcanzar cifras muy elevadas. Están las payasadas de los trabajadores del circo, muy apreciados por todos, y, después, la de los políticos, cuya necedad es innecesaria y más que divertirnos nos genera una ira terrible, pero también está la imbecilidad de algunos periodistas. La torpeza de Mariló Montero es de las caras, más incluso que la de muchos políticos, ya que nos cuesta 800 euros diarios.

Según UGT, Mariló Montero, pese a la reducción a la que se ha visto sometido su salario en los últimos meses, sigue siendo la presentadora con la nómina más alta en TVE, “unos 800 euros diarios”, lo que vienen siendo 16.000 euros al mes.

La mujer que cree que, cuando a una persona le transplantan un órgano, también le transplantan el alma de esa persona, sigue haciendo de las suyas en la televisión pública. Todos recordamos su pelea con Ane Igartiburu y sus terribles declaraciones sobre un caso de violencia de género: “no quiero entrar en detalles, pero el cadáver apareció con la cabeza despegada del cuerpo y una mano amputada.” Unos días después, soltó que, si Asunta acababa de ser asesinada, su cuerpo todavía estaba “blandito.” Su falta de profesionalidad y de sensibilidad han quedado en evidencia. Sin embargo, no hace nada por corregir sus meteduras de pata y va sumando una tras otra.

Mariló Montero no muestra respeto hacia ninguno de los temas que trata. Hoy lo ha vuelto a demostrar al debatir sobre el caso del cura de Borja, imputado de apropiación de dinero y por presuntos abusos sexuales. Según la presentadora de TVE, podría tratarse de “una estrategia de promoción” del pueblo por Navidad. Su compañero Fernando Ónega, anodado por la estupidez que acababa de soltar la periodista, respondió: “¿Estás diciendo que la Guardia Civil también se presta para el montaje?”

Nos encontramos ante una TV pública bochornosa, financiada por todos los españoles. Un ente que divulga sin ningún pudor una imagen poco creíble del Gobierno, aconseja rezar a los parados, enseña a las madres cómo deben vestir sus hijas para “no ir provocando”, fomenta la mendicidad desde programas como ‘Entre todos’ y se convierte en altavoz de las estupideces de una presentadora que nos cuesta 800 euros al día.

Nos estamos acercando a la TVE casposa de los tiempos de Aznar. Una televisión machista, de mujeres esqueléticas desfilando en ropa interior y de discusiones matrimoniales. Ésa es la política cultural del PP, la incultura, la anticultura, la “cultura” de charanga y pandereta. La estupidez sale cara.

Artículo de David Hernández en la revista digital Allegramag