martes, 29 de octubre de 2013

El síndrome del falo dormido: Caras vemos, penes no sabemos

 

Ivana esperaba una embestida salvaje, ansiaba una posesión lujuriosa de acuerdo a su deseo carnal; estaba en estado de ebullición hormonal máximo y necesitaba ser llevada al cielo a través de sus sentidos.

 Deseó y anheló sentir a su compañero dentro de ella, todo iba dentro de la normalidad en los momentos previos antes de intentar consumar el acto. Besos juguetones, ardientes, húmedos y sexys; de los besos pasaron a las caricias y toques muy sexuales que hacían prometer una faena inolvidable, pero en el momento definitivo “el muñeco” no respondió.
Permaneció impasible, imperturbable e inconmovible ante el ardor de la situación. Ivy lo tocó, besó y hasta lo chupó con toda la dedicación de una amante excitada sin darse por vencida ante la indiferencia de un pene deprimido, meditabundo y cabizbajo. Veinticinco minutos después se rindió ante un imposible y se conformó conversando y acariciando a su enamorado.
La primera vez no causó alarma el hecho que Manuel no logre una erección satisfactoria y por ende una relación completa, se excusó en la tensión y las expectativas de la novedad; la segunda y tercera vez corrieron la misma suerte e Ivy estaba más que preocupada con la flacidez del pene de su nuevo enamorado.
Manuel es un chico joven (35), de apariencia saludable, es deportista y nuevo en el gym donde conoció a mi amiga Ivy en la clase de box tailandés. Congeniaron rápido, sintieron una fuerte atracción y empezaron a salir. Él es un metro sexual, musculoso y sumamente atractivo, cuando ellos se flecharon todas estábamos alborotadas pues el chico esta más que deseable al ojo femenino.
Un pequeño flirteo, intercambio de números telefónicos y empezaron a conocerse. Salidas al cine, algún café, unos tragos y el momento llegó, en teoría pero no en la práctica, pues hasta hoy no han podido “coronar” la faena.
Ivana pese a sus experimentados 38 años nunca había lidiado con una situación tan embarazosa como la Disfunción Eréctil. Momentos difíciles para una pareja que empieza a tentar suerte en el amor y recién está construyendo la confianza necesaria para tratar un problema de tal magnitud.
Inmediatamente después que Ivy pronunció su historia, Rafa me mandó al frente para ayudar a nuestra amiga en este duro momento (metafóricamente hablando). Puede ser el estrés de la primera vez, generalmente eso sucede cuando a él le gustas mucho y tiene miedo no dar la talla (en el sentido sexual), se auto sugestiona y no le funciona, dije conmemorando alguna fofa experiencia. Luego de la tensión del momento, lo superará y con todo su ego erguido te impresionará con su sexualidad al tope.
Mi amiga recordó que había sucedido tres veces y pese a lo relajado del momento, Manuel nunca pudo siquiera llegar a la mitad de una erección satisfactoria.
Intenté permutar otras opciones como el uso del condón que en algunos suele ser lo más desalentador para ellos – sexualmente hablando- pues no alcanzan una erección plena luego de colocarse el preservativo y hay que empezar otra vez todo el trabajo hasta que se ponga a punto; pero Ivana me corrigió al decirme que él ni siquiera había logrado un tímido levantamiento ni un amague de virilidad.
Otra posibilidad es que sea cocainómano, dijo Rafaela.- Es muy típico en quienes abusan de tabaco, alcohol y drogas como la cocaína. La mayoría de los jalones tienen el síndrome del falo dormido, díganmelo a mí que mi ex marido desde que se envicio con la coca no pudo ponerlo totalmente duro nunca más-.
Puede existir la posibilidad que sufra hipertensión areterial, diabetes, colesterol alto , afecciones en la próstata, cardiopatías y la falta de erección sea sólo un síntoma de algo más grave, dije con seriedad.
Si es boxedor y anda siempre en el gimnasio no creo que sea cocainómano pues casi no bebe alcohol, dijo Ivana con preocupación mientras se despedía de nosotras para irse a la ducha pues se encontraría con Manuel para intentarlo una vez más.
Al día siguiente cuando Ivy llegó tarde a la clase de yoga, su cara de insatisfacción lo decía todo. A la mitad de la hora huimos al baño para enterarnos de los pormenores de la cita. Según Ivy, ella misma sugirió ver un programa en su departamento- la noche anterior- pues está muy cercano al gym. Rieron, conversaron, coquetearon y la situación se dio. Besos, caricias, ambos excitados pero el pene de Manuel seguía inmóvil. Así que con mucha sutileza – a diferencia de las tres anteriores- preguntó por los motivos que tenían blandengue “al muchacho”, y si la flacidez era una constante en su vida sexual.
La respuesta de Manuel fue inesperada, pues él conocía a la perfección los motivos de su decaimiento sexual. No sufría de ninguna enfermedad física ni tenía sobre expectativas sexuales, sino que confesó que por dos meses había tomado Nandrolona, Testoprim, Estanosolol, Dynabol, Trembolona; además de aminoácidos, proteína en polvo y vitaminas para optimizar el proceso de los anabólicos y lograr un físico de campeonato pero con un deprimente falo dormido. También le dijo que faltaban seis semanas más para ver los resultados, luego dejaría los esteroides y con algunas inyecciones podría revertir el daño a su virilidad.
Cuando le preguntamos si esperaría para solucionar su vida sexual y ver el despertar del pene de Manuel, Ivy negó tajantemente. Las razones por las que mi amiga renunció a la posibilidad de esperar el renacimiento del pene moribundo de su enamorado eran válidas pues aducía que la disfunción eréctil (DE) o incapacidad para tener un desempeño sexual satisfactorio es un mal que aqueja a mucho hombres en el mundo (alrededor de 30 millones de casos tratados) y que generalmente tienen orígenes físicos y/o psicológicos.
Tratarla es muy complicado porque los afectados deben asumir la enfermedad y despojarse de falsos pudores para afrontar las posibles soluciones, y pese a todo Manuel se produce esta enfermedad para satisfacer su ego y verse como un Mister Universo en el espejo.
Si estuviésemos en otra situación aceptaría ir juntos (como pareja) a un urólogo, hacer la psicoterapia (si fuese necesaria) e intentar con fármacos, válvulas o hierbas hasta solucionar el problema, pero Manuel se inyecta hormonas, anabólicos y cuanta sustancia le prometa unos músculos de campeonato a merced del sacrificio de su vida sexual dijo Ivana molesta.Es inmaduro y egocéntrico, prefiero un chico normal “en todos los aspectos”.
Rafaela se quedo nostálgica imaginando como sería Manuel en la cama siendo tan atractivo, luego rompió su silencio. ¿Y tomar un par de Sildenafil? Al menos para que no te quedes con las ganas Ivy.
Caras vemos, penes no sabemos.
Por: Mónica Cabrejos.
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