miércoles, 18 de septiembre de 2013

En Austria, el agua bendita contiene excremento

Un insulto para los ojos de Dios (Imagen ilustrativa).
Un insulto para los ojos de Dios (Imagen ilustrativa).
Investigadores confirmaron que el 86 por ciento de la sustancia sagrada que se encuentra en las iglesias de Viena y alrededores posee materia fecal y hasta 62 millones de bacterias. Recomiendan agregarle sal al líquido para reducir la presencia de microbios.
Según publicó el periódico británico 'Daily Mail', especialistas del Instituto de Higiene e Inmunología Aplicada de la Universidad de Viena descubrieron que el agua bendita no solo contiene contaminación fecal con bacterias E.coli y enterococos, sino también otros tipos de microorganismos dañinos, como los campylobacter, que provoca en los humanos diarrea inflamatoria.
Según el sitio actualidad.rt.com, durante la investigación, los científicos analizaron 18 fuentes sagradas de la capital austriaca y otros 21 manantiales de las iglesias del país europeo y revelaron que cada mililitro del agua bendita contenía hasta 62 millones de bacterias. Los especialistas también llegaron a la conclusión de que la mayor cantidad de bacterias se encuentra en los templos más populares.
Un representante del equipo, Alexandr Kirschner, microbiólogo de la Universidad de Viena, afirmó que las autoridades locales deben advertir a los vecinos de que no beban agua de fuentes sagradas, así como colocar señales de advertencia en las iglesias. Asimismo, el científico recomendó agregar sal al agua bendita con el fin de reducir la presencia de bacterias, además de cambiarla de manera regular. Kirschner explicó que los manantiales gozaban de gran popularidad en la Edad Media, pero desde entonces las cosas cambiaron significativamente.

"En aquellos tiempos, la calidad del agua en las ciudades era tan mala que la gente sufría constantemente de diarreas y otras enfermedades. Si encontraban una fuente protegida en el bosque que no estaba tan contaminada, bebían de ella durante varios días hasta que los síntomas desaparecieran. Aunque en aquellos días bebían agua más saludable, debido a la excelente calidad del agua potable hoy en día, la situación se ha invertido completamente", aseguró el investigador