martes, 25 de junio de 2013

Serafín Castro, exjefe de la UDEV: “Ruth y José terminaron quemados”

Serafín Castro, ante el tribunal. FOTO: MADERO CUBERO
Serafín Castro, ante el tribunal. FOTO: MADERO CUBERO

El antiguo comisario jefe que investigó el caso Bretón no duda de que la desaparición de los niños tenía un origen criminal

“Antes de detenerle nunca hablé con él”. Serafín Castro, excomisario jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) ha recordado esta mañana las conversaciones que mantuvo con José Bretón a quien se está juzgando en Córdoba por el doble asesinato de sus hijos, Ruth y José, de seis y dos años. “Era un hombre terrorificamente tranquilo”, ha dicho. Por este crimen, la fiscal solicita 40 años de cárcel a Bretón.

Las charlas entre Castro y Bretón se mantenían en la finca de Las Quemadillas, a las afuera de la ciudad, donde la policía estaba centrando sus investigaciones sobre lo ocurrido y donde el Ministerio Público sostiene que el acusado hizo desaparecer los cuerpos de los pequeños en una hoguera, para completar su venganza contra Ruth Ortiz, quien acababa de pedirle el divorcio. José María Sánchez le ha preguntado varias veces al excomisario cómo, supuestamente, murieron los niños. El comisario ha asegura que no lo sabe y que habría que preguntárselo a quien los ha matado. “Mi deducción es que han muerto quemados” en la hoguera de Las Quemadillas. La policía sospecha que Bretón envenenó a sus hijos con pastillas antes de hacerlos desparecer como venganza contra su esposa Ruth Ortiz, que acababa de pedirle el divorcio.

La primera vez que Castro y Bretón cruzaron palabra fue el 18 de octubre. El progenitor de los niños desaparecidos ya estaba detenido pero su carácter impasible no había variado. “Parecía que la fiesta no fuese con él”, ha dicho el explicado. De las conversaciones durante los registros en la finca, Serafín Castro destaca tres episodios que considera “significativos”. “El mismo día 18, al mediodía, decidimos hacer un descanso para comer y que Bretón fuese a comisaría para ello. Él nos dijo tranquilamente que no, que prefería quedarse en la finca para comer. Y que nos invitaba a todos a comer de lo que tenían en la casa. Era una tranquilidad increíble, una tranquilidad espantosa”.

La segunda ocasión que destaca el exjefe de la UDEV fue cuando le dijo al acusado que “habían desmontado su versión de que había perdido a los niños en el parque”. En ese momento, ha rememorado Castro, el acusado le respondió algo que se le quedó grabado. “‘Es que esa parte yo no la controlaba’, de dijo. Yo creo que le salió del alma”, ha recordado Serafín. De aquella declaración repentina, Castro dedujo que, “como la investigación estaba muy clarita, estaba claro que había una parte planificada perfectamente y a priori; mientras que había otra que no lo estaba y en la que intervinieron terceras personas” que le habrían alterado los planes.

Por último, Serafín Castro ha explicado una tercera conversación en la que Bretón le recriminó al exjefe de la UDEV y a su equipo sus intervenciones y catas en la casa de Las Quemadillas. “‘Estarás contento con la que estás montando’, me dijo el detenido. Yo le respondí que si nos dijera dónde estaba los niños no tendríamos que hacer todo aquello. Y el me respondió: ‘Entienda que yo no se lo puedo decir’”.

¿Por qué la obsesión de la UDEV con la finca? “No teníamos duda de que la desaparición tenía un origen criminal. Había que investigar en el espacio y en el tiempo. Reconstruir todos los pasos de ese día de Bretón y dónde había estado todo. Solo nos quedaban unas tres horas en blanco y eran dentro de la finca, con José y los niños. En ese tiempo no habían entrado ni salido nadie. Los niños tenían que estar en la finca sí o sí”, ha explicado el excomisario jefe.

Serafín Castro se ha tenido que enfrentar, por último, a las preguntas de José María Sánchez de Puerta, el abogado de José Bretón, quien, como estaba previsto, ha centrado su interrogatorio en los errores de identificación de los huesos encontrados en la hoguera de Las Quemadillas. Unos restos que, en primer momento se identificaron como de origen animal por la perito policial Josefina Lamas y que, casi un año después, se confirmó que eran de dos niños de edades similares a Ruth y a José. ““La perito es una persona y como humana se puede equivocar”, ha excusado el excomisario quien también ha garantizado la perfecta custodia de los restos hecha por la policía. Custodia puesta en duda por el abogado de Bretón que usa ese argumento como principal ariete de su defensa.