sábado, 18 de mayo de 2013

Padre abusó de su hija y le cosió la boca

La menor vagaba en la calle hablando consigo misma y gritando frases inconexas.

La menor vagaba en la calle hablando consigo misma y gritando frases inconexas.

Una menor de 11 años fue hallada vagando por las calles de la ciudad china de Shinchang en estado crítico. Tenía el cuerpo repleto de cicatrices, los labios cosidos con sedal de pescar y había perdido gran parte del pelo por culpa de los baños con agua hirviendo a los que su progenitor la había sido sometida.

Una nueva historia de abusos a menores conmociona a la sociedad china. El pasado ocho de mayo una pequeña de once años de edad fue hallada con el cuerpo cubierto de cicatrices y la boca cosida vagando por las calles de la ciudad de Shinchang, en la provincia de Ghizhou, situada en el suroeste del país.
De acuerdo con el testimonio de los vecinos, recogido por la cadena de televisión británica SkyNews, la actitud de la pequeña Xiao Li, hablaba consigo misma y gritaba ocasionalmente a los paseantes frases inconexas, llamó la atención de un hombre, que responde al apodo de Mr. Fu. Fue él quién descubrió el lamentable estado de la menor, que tenía el cuerpo repleto de cicatrices, la boca cosida con sedal de pescar y había perdido gran parte del pelo por culpa de los repetidos baños con agua hirviendo a los que había sido sometida.
Cuando Mr. Fu se interesó por el origen de las cicatrices los vecinos le remitieron al padre, un hombre llamado Yang. Fue entonces cuando éste llamó a la Policía, que arrestó a Yang e ingresó a la niña en un hospital, donde permanece todavía.
Según declaró la abuela Xiao Li en una entrevista, sus padres abandonaron el hogar poco después de que naciera, cuando emigraron para buscar trabajo en otras partes de China. Durante los primeros cinco años de su vida la niña permaneció con sus abuelos, pero entonces su padre regresó, indicó abc.es.
A partir de ese momento se sucedieron los abusos, que eran conocidos por los propios abuelos, los cuales eran incapaces de impedirlos. "También abusó de mi", añadió la abuela. "A veces nos pegaba a las dos juntas con un látigo", dijo.