lunes, 25 de febrero de 2013

Las palabras invisibles

MIGUEL ANGEL Toledano 25/02/2013  
Hemos atravesado fuerte enero, casi un febrero salvaje y, siguiendo la cuenta con los dedos de la mano, hemos ido avanzando en el nuevo año extrañamente enamorados aún, con hijos y debiendo dinero, no lo hemos leído todo y nos quedan amigos todavía. No está tan mal. A partir de ahí lo que está en disposición de ocurrir y hay voluntad de que ocurra, ocurrirá; igual que lo que está en el deseo, la ira, el cálculo. O las palabras. A veces escuchamos o leemos algunas palabras que no habíamos oído nunca, otras que parecen pertenecer a un lenguaje antiguo o nunca usado, como ocurre en el Quijote, a quien Cervantes le hace hablar, en los momentos en que se yergue sobre la montura y enristra su lanza, con una especie de jerga que parece antigua, pero que no había existido antes y nadie entiende, porque esas palabras no están dichas para comunicarse, sino que es muy otra su intención.
Hay otras palabras de las que nos gustaría saber su origen, su evolución. No siempre, mas cuando las descubro y puedo yo las voy escribiendo en mi Cuaderno de Fierabrás. Es una forma de detener la lengua de cada día y la fijada ya en textos definitivos para observarla, sentirnos parte de ella y paladearla a lo ancho de todo lo que podemos expresar y sentir con ella. La mayor parte de esas palabras se entienden bien y no interrumpen la comprensión; otras son esenciales en la configuración de los personajes y los ambientes en que aparecen, pero cuando llaman mi atención procuro no dejarlas escapar, porque el bálsamo de ese Cuaderno personal es una historia hermosa de las que dejan en nuestros labios unas pocas palabras invisibles que merece la pena conservar.
Hoy, al abrirlo, he recordado a don Rafael Lapesa; gracias a él aprendimos que la etimología de las palabras a veces es tan libre, tan misteriosa y fascinante como los versos de los mejores poetas. El interés y aprecio íntimo por la historia de nuestra lengua nos enseña que hay términos y vocablos en los que, mientras vamos intentando esforzadamente que no nos dé miedo abrir el tiempo, podemos encontrar antiguas y nuevas estancias para el descubrimiento de los significados y el acercamiento a los demás, un espacio para el estudio y la comprensión, un vuelo, un refugio dentro del invierno.

* Profesor de Literatura