viernes, 20 de noviembre de 2015

Franco, las enfermedades venéreas, los oficiales sietemesinos y el libre albedrío

El Ventano -

Franco, en un acto en la Academia Militar de Zaragoza
Franco, en un acto en la Academia Militar de Zaragoza

Francisco Franco, además de un sanguinario, era un tipo acomplejado del que se mofaban sus compañeros de armas por todos los cuarteles por donde pasó. Desterrar las infecciones venéreas, los oficiales enclenques y el libre albedrío fueron sus mayores obsesiones como director de la Academia General Militar de Zaragoza.
“Las enfermedades venéreas no hicieron su aparición en este cuerpo… y la instrucción física desterró de los cuadros militares al oficial sietemesino y enteco”. Este es uno de los resultados de los que alardeó Franco en su discurso de despedida de la Academia Militar de Zaragoza, que el Gobierno de la República cerró en 1931.
Formar cuerpos atléticos y sexualmente sanos fue una de las mayores preocupaciones de Franco durante los tres años de director del centro zaragozano donde se formaban los futuros oficiales del Ejército, según se desprende de su discurso del 14 de junio de 1931, en el que no ocultó su malestar por la orden de cierre dada por Manuel Azaña, el entonces ministro de la Guerra.
“Las enfermedades venéreas, que un día aprisionaron, rebajándolas, a nuestras juventudes, no hicieron su aparición en este cuerpo, por la acción vigilante y adecuada profilaxis”, afirmó el dictador a pesar de que la sífilis y gonorreas siguieron estando presentes en la academia.
Otra de sus obsesiones, que algunos historiadores atañen a sus complejos por su baja estatura, fue la constitución física de los futuros oficiales. “La instrucción física y los diarios ejercicios en el campo os prepararon militarmente, dando a vuestros cuerpos aspecto de atletas y desterrando de los cuadros militares al oficial sietemesino y enteco”, aseguró.
Franco puso la obediencia ciega por encima de todo al afirmar que la disciplina “reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando… Si cabe opción y libre albedrío al sencillo ciudadano, no la tienen quienes reciben el sagrado depósito de las armas de la nación”.

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