domingo, 26 de enero de 2014

Un ciclista español recorre Oriente Medio con una camiseta que dice «Los de Al Qaeda me coméis la polla»


bici
Refugiado en la humilde suite del hotel Shiva Luxury SuperPlatinum UberRich, en la India, nos recibe Amadeo Burgués. El joven aventurero se descalza las botas y nos muestra el tatuaje de su pantorrilla. Leemos: “Atrévete a soñar, maricón”. Acto seguido, llama al anciano hindú que limpia su bicicleta fixie, lo despeina cariñosamente y le entrega un rotulador. «Darles comida es lo fácil – asegura - yo les animo a pintar. Les doy comida para el alma».
Amadeo se propuso dar la vuelta en mundo en bicicleta. Las autoridades pakistaníes le desaconsejaron atravesar la ciudad de Paalmash Kuüloh Blankö, advirtiéndole que era un avispero de narcotraficantes, milicianos yihadistas y monos talibanes gigantes con ébola. Pero él insistió. «Quería mandar un mensaje –afirma- decir al mundo que, por muy distintas que sean nuestras culturas, debemos respetarnos. Por eso decidí cruzar la frontera con una camiseta que dijera Los de Al-Qaeda me coméis la polla». El recuerdo le humedece los ojos. Apenas puede continuar su relato: «Es un milagro que nadie saliera herido. Excepto por los 17 escoltas muertos, claro. Y por sus 94 mujeres. Ah, y por sus hijos, a quienes empleé como proyectiles para poder escapar».
Burgués es un aventurero extremo. Siempre en busca de sus propios límites. Revisando su Facebook, que actualiza durante el viaje, encontramos mensajes como éste: «Ya estoy en Irán. Muy bonito. Voy a pasar por delante de una mezquita vestido de rabino enseñando la chorra. ¡A ver si tenéis cojones de decirme algo, payasos!».
Hay quien considera a Burgués un héroe y un ejemplo de autosuperación. Otros, en cambio, ven en él a un niño de papá caprichoso y narcisista que pone en peligro su vida y la de los demás solo para llamar la atención. El joven se defiende: «Estoy harto de que me llamen ‘niño de papá’. Soy pacifista, pero si vuelvo a oír eso, llamaré a mi padre y hará que sus seguratas os pateen el culo».
Antes de despedirnos, Burgués nos hace una confesión final: «Quiero pediros un último favor. Por los niños». Le escuchamos: «Hacedme megusta en Facebook».