viernes, 25 de octubre de 2013

Cuando se le calienta la cabeza a ella: La crisis de los 40

 

Cuando el cuerpo produce calor más rápido de lo que puede enfriarse, pueden ocasionarse enfermedades.

. Es importante reconocer los síntomas de las enfermedades relacionadas con el calor y entender cómo prevenirlas y controlarlas; pero cuando se calienta la cabeza no hay fórmula para enfriarla.
El deseo arde, los sentimientos y emociones se confunden e inquietan la razón, pierdes la perspectiva y tomas la decisión equivocada. La pasión es la causante de esa extraña pero común calentura. Dicen (tan machistas las mujeres a veces) que los hombres son más proclives al calentamiento de la razón, sin embargo en esta historia la protagonista es una dama quien bajo la cruel influencia de sus instintos hormonales está perdiendo la cordura, un matrimonio, hijo y amigos.
Cumpliendo fielmente con la reunión (no oficial) de ex alumnas de promoción en casa de “la gringa” Matilde, nos juntamos para tomar unos tragos, para no repetir la historia de nuestra última reunión cuando fuimos de visita al único club de nudistas para mujeres de la ciudad. La consigna era una reunión sólo de mujeres con fines informativos y ninguna actividad extra. De acuerdo a lo planeado cada una de las invitadas fue llevando algo para surtir la parrilla y el bar. Cecilia, Silvia y Jackie, siguen llegando juntas a las reuniones escolares pues siguen siendo vecinas; Rosario sin romper la tradición siempre llega tarde, Maty como buena anfitriona nos espera con el coctel de bienvenida ; pero la gran ausente de la tarde fue Yolanda , quien ni siquiera se excusó por no asistir ni tampoco se molestó en responder las llamadas ni los mensajes telefónicos.
Mientras que Mati freía la carne, todas alrededor de la parrilla, hablábamos de los últimos meses de nuestras vidas, pese a vivir en la misma ciudad nuestras obligaciones nos impiden reunirnos y hasta darnos una llamada telefónica, a las justas un corto email para saludarnos en fechas especiales.
Charito estaba ansiosa por contarnos todo sobre Yolanda, sin anticipación nos soltó tremenda bomba informativa sobre las verdaderas razones de la ausencia de nuestra amiga. El esposo de Yolanda en un acto enamorado y desesperado buscó a Rosario para pedirle que haga recapacitar a su esposa.
Yolanda salió embarazada inmediatamente después de terminar la secundaria, nunca se casó con el padre de su hijo y se mantuvo soltera hasta cuando encontró la estabilidad con Javier, un hombre maduro y prospero en los negocios. Él, aceptó a su hijo adolescente como suyo y formaron una familia. Sin embargo Yola a pesar de la estabilidad familiar deseaba vivir con la emoción de una adolescente, aquella que tuvo que posponer por criar y vivir como adulta por su inoportuna maternidad.
Los primeros años de relación con Javier fueron apacibles como él, luego se tornaron predecibles y tediosos según Yolanda, fue entonces que con los 40, llegaron algunas cirugías y nuevas amistades. Descubrió un mundo de tentaciones prohibidas para una mujer comprometida. Atrapada en la calmada costumbre de su relación , Yola empezó a frecuentar a las amigas del gimnasio del club, todas mujeres mucho mayores que ella, adineradas divorciadas y/o viudas, dedicadas a la buena vida quienes tenían por costumbre divertirse con los chicos jóvenes, fuertes y ansiosos de escalar posición económica y social.
En este contexto fue que Yolanda conoció al hombre por quien dejó a Javier, su casa, su hijo y se alejó de todo para darle rienda suelta a esa loce entusiasmo por un jovencito veinte años menor que ella, dedicado al modelaje y a los fierros, con sueños de ser Mr. Universo y con un ego rimbombante.
Cuando Charito nos hizo hincapié en aquella noche en la incursionamos al “Penthouse 25” el club sólo para mujeres y nos mencionó al bailarín de pool dance quien salió vestido de policía para luego quedarse con la “pistola” al descubierto, caímos en cuenta quien era el responsable de la loca pasión de Yola.
El “policía” y Yola tenían encuentros casuales al inicio de la relación, ella seguía con Javier y mantenía las apariencias, pero un buen día se le calentó la cabeza , olvidó “el qué dirán” y empezó a lucirse en otros ámbitos con su “chiquillo”; fue así que Javier se enteró de su indiscreción y la enfrentó para conminar a su esposa a dejar a su amante, pero para sorpresa de todos Yolanda decidió terminar con todo y empezar una nueva vida al lado del modelo adicto a los esteroides. Dejo a su esposo después de ocho años, a su hijo de 19, una vida cómoda para darle rienda a todo el “amor” por su nuevo compañero un año mayor que su hijo.
Ceci, Silvia y Jackie no podían articular palabra alguna después de recibir tal información. Mati fiel a su estilo aprobó la decisión de Yolanda de irse al lado de su nuevo amor y a mí no me quedo otra opción que guardar los detalles de esa relación, pues Yola me había contado lo que sucedía entre ellos y en alguna ocasión tuve que mentirle por el teléfono a Javier que su esposa andaba conmigo hasta altas horas de la noche.
De la boca de la misma Yolanda supe que su relación nunca fue completa, pues entre Javier y ella había mucha diferencia de edades y de caracteres, si bien al comienzo fue eso lo que le atrajo de la relación, de pronto y con los años tanta tranquilidad la habían hastiado. Javier no tendía sus necesidades sexuales y la relación se había convertido en una amistad profunda. Se cansó de hacer lo correcto para todos menos para ella; así que cuando su hijo ya estaba encaminado en la vida y sin proponérselo se enamoró de este muchacho quien le devolvía la ilusión de amar.
Yolanda terminó su matrimonio con Javier un hombre de cincuenta tantos por un mocoso quien estaba aprovechando la situación financiera para solventar sus sueños de modelo. Lo único que se sabe de nuestra amiga es que seguía trabajando pero ni siquiera visitaba a su hijo y menos a sus amigas. Ahora vive en cuerpo y alma para el amor.
Las chicas se fueron despidiendo, nos quedamos Matilde y yo a solas. Cuando le pregunté a Mati si ella creía que era amor lo de Yola, fue muy radical en responder.
No, eso no puede ser amor. A Yola se le calentó la cabeza con el modelito, como a muchos hombres y mujeres les sucede dijo Mati siempre tan open mind y siguió diagnosticando la siatuación. Creo más bien que tiene que ver con la crisis de los 40.
La cuarta década de vida viene con inseguridad y cuestionamientos, además de sobrepeso, presbicia y canas. Sumemos a eso la rutina, el descuido de la vida sexual en la pareja y la pérdida de la autoestima. No todas reaccionamos de la misma manera al llegar a la mitad del tiempo que se tiene como expectativa de vida, algunas mujeres simplemente asumen los años como un capital de vida llamado experiencia, otras se deprimen y viven con la sentencia final de su existencia como una constante; y las más arriesgadas deciden recuperar juventud viviendo la pasión de un amor veinteañero a cualquier precio.
Los 40 también traen hermosura, madurez, seguridad y experiencia sexual. Es natural, como le sucede a Yolanda, cuestionarse sobre cómo hemos vivido hasta la mitad de nuestra existencia; pero lo más importante es buscar la plenitud de vida aunque en esa búsqueda nos equivoquemos.
Por Mónica Cabrejos en Ni Puta Ni Santa