jueves, 30 de mayo de 2013

Diez chucherías míticas de la EGB (II)

Yo fui a EGB
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Nos acaban de dar la paga y hoy volvemos a uno de aquellos quioscos de chucherías de aquella época a gastarnos nuestra moneda en un montón de golosinas. Algunas de ellas han aguantado hasta nuestros días, otras desaparecieron misteriosamente y todos nos quedamos con las ganas.
Volver a recordar estas chucherías míticas de la EGB es volver a sentir su sabor, su olor y su textura. Pocas cosas nos marcaron tanto de pequeños. ¿A que las recuerdas todas?

Palotes

Palotes original
Fue una de nuestras primeras golosinas y es que los Palotes parecían estar destinados a los más pequeños de la casa, supongo que porque era caramelo masticable y blandito, aunque en más de una ocasión nos encontramos con alguno más duro que una piedra. Mi gran sueño era conseguir aquel castillo de Palotes que tanto anunciaban, ¿a alguien le tocó?

PitaGol

Pita-Gol
¿Un chupachups en forma de silbato y que suena de verdad? No hace falta que os diga que “el caramelo que pita” pitó y se convirtió en todo un exitazo. Aún recuerdo como por su agujero se escapaban todas las babas y acababas con todas las manos pegajosas. Más tarde pasó a llamarse Melody Pops y ya era más sofisticado al incluir una barra de plástico dentro del palito que se desplazaba y permitía varias notas.

Caramelos Selz

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Solo eran diez caramelos pero en esa tira tan larga parecía que tenías caramelos Selz para toda la vida. El nombre no podía ser más acertado, ese era el sonido que salía de tu boca cuando se deshacía el caramelo y tenías contacto con el picapica que tenía dentro. Qué escalofrío, me acaba de dar.

Barrilete

Barrilete
Este caramelo masticable de nata y fresa era totalmente adictivo porque la fresa sabía a fresa de verdad. ¿A que todavía recuerdas su sabor? Aunque corrías el riesgo de acabar con el caramelo pegado en todos tus dientes y tú convertido en un Barrilete de verdad. Los que habremos comido.

Chicle Niña

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¿Qué me decís del olor a fresa de los chicles Niña? casi tan intenso como el de la muñeca Tarta de Fresa que sigue oliendo por muchos años que hayan pasado. Aquí todo era de color rosa y de cromo vestiditos recortables para tus muñecas. Si tus amigos te pillaban comprando uno siempre podías decir que era para tu hermana.

Kilométrico Boomer

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Seguro que tú también intentaste meterte todo el rollo de chicle kilométrico Boomer en la boca, ¡qué bestia! Con uno de aquellos globos casi casi podías volar. El chicle era un poco más caro de lo normal pero como extra te llevabas esa cajita en la que nos encantaba esconder nuestros tesoros.

Botelita de chicle de cola

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Sé que la foto no es ninguna maravilla pero estas botellitas de chicle de cola de pela sí que lo eran y no podían quedarse fuera de la lista por no tener una foto en condiciones. Además, seguro que las reconoces y que tú también seguías el ritual de morder primero el tapón, echar el pica pica que tenían dentro sobre la palma de la mano y después ya comerte el resto. ¿Me equivoco?

Masky

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Más caramelo masticable, del pegajoso, esta vez en forma de finas tiras que incitaban a estirarlo aún más y jugar con él antes de comerlo. El Masky de cola era bestial.

Tico Tico de Sandía

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Si alguien llegaba a clase comiendo un chicle Tico Tico aquello olía aún más que una frutería. Creo que se les fue un poco de las manos el bote de saborizantes, de lo contrario no entiendo como aquella sandía o plátano sabían más a sandía o plátano que las propias frutas de verdad.

Caramelo Drácula

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La gracia era enseñar a todo el mundo la boca completamente roja como si en realidad le hubieras chupado la sangre a alguien, cuando lo único que te habías comido era un caramelo Drácula. Bueno, más bien unos cuantos, que estos sí que estaban de muerte.
¿Qué otras golosinas míticas de aquella época recuerdas?
También puedes ver:
Diez chucherías míticas de la EGB (I)
Lo que merendábamos en los 70 y 80, ¿lo has vuelto a probar?