domingo, 31 de marzo de 2013

El pulso de orejas: el deporte más estrambótico (y doloroso) de las olimpiadas esquimales



Si pensabas que el curling canadiense o la plancha extrema son los deportes más raros que se practican en el orbe deberías darte una vuelta por los Juegos Esquimal-Indios que se celebran cada verano en Fairbanks (Alaska). Entre las competiciones que integran esta peculiar “olimpiada esquimal” están la carrera llevando a cuatro tíos en volandas, la patada a la pelota colgandera, el levantamiento de pesos con la oreja y, la más dolorosa de todas, el pulso de orejas con goma elástica.

En el duelo de orejas –parece ser que los esquimales dan un gran valor a la fuerza en estos cartílagos- los contendientes se sientan enfrentados, con las piernas entrecruzadas, y se unen las orejas cruzadas (derecha y derecha, por ejemplo) con una goma de 60 centímetros. La competición consiste en tirar el uno del otro hasta que uno de los dos se rinda o grite de dolor, en tres asaltos.



Nichole Colbert, la última ganadora de la competición femenina en 2012, fue también reina de la belleza de la nación india en 2007 y 2008, pero ahora se dedica a probar la resistencia de sus pabellones auditivos frente a otros contrincantes: “Creo que si puedo soportar el dolor seré capaz de sobrevivir a cualquier cosa –explica Colbert-. Si un día me pierdo en mitad de la naturaleza, mi mente será más fuete que mi cuerpo”.

La campeona Colbert entrenó sus orejas en otra prueba igual de delirante: el levantamiento y arrastre de peso con oreja, que ganó en la edición de 2011. Esta competición consiste en avanzar la máxima distancia posible con un plomo de 8 kilos colgando de una de las orejas. Estas proezas de la beldad esquimal tienen un secreto: “He heredado las fuertes orejas de mi abuelo”, explica.



No menos espectacular que los anteriores es la prueba de “patada en lo alto”, que se practica con una o dos piernas y consiste en… eso mismo: lanzar una patada al cielo, en plan Bruce Lee. La explicación de este singular deporte nos la brinda Quo: “Cuentan que cada vez que se cazaba una ballena enviaban un mensajero a la aldea, y que al acercarse, este anunciaba la noticia dando un salto en el aire a la vez que juntaba las dos piernas.” ¡Estoy entu-sias-ma-do!