martes, 18 de diciembre de 2012

El Rey empaña de nuevo su imagen con el recuerdo de otra cacería, junto a Jaume Matas e invitado por Díaz Ferrán


Jorge de Lorenzo
Matas y el ReyLas cacerías en compañía de personas que dejan de ser honorables le pasan factura al Rey. Cuentan las crónicas, que ilustra esta imagen, que la finca de “El Alamín”, en Toledo, acogió una cacería de perdices ofrecida por Gerardo Díaz Ferrán, entonces presidente de la CEOE y con la reputación no tan empañada, pese al escándalo protagonizado por Aerolíneas Argentinas. Entre los invitados se encontraba S.M. el Rey Juan Carlos, acompañado por el entonces presidente de Baleares, Jaume Matas, imputado y condenado poco después por malversación, cohecho y prevaricación y otros empresarios. Los dos cuñados Gerardo Díaz Ferrán, encarcelado por insolvencia punible y evasión de capitales y Arturo Fernández, imputado por el escándalo Bankia, en calidad de anfitriones disfrutaron de un maravilloso día junto a sus invitados. Los asistentes cazaron perdices hasta las cinco de la tarde, poco después se ofreció una comida-cena.
La afición del monarca por las cacerías vuelve a enturbiar su imagen y la de la Monarquía. Se equivocan en La Zarzuela vendiendo encuestas (sondeos de opinión propios) que predicen que el monarca recupera prestigio. Tras destaparse los continuados delitos cometidos por el ex presidente de la CEOE, la finca de “El Alamín” pasó a otros propietarios. Un grupo de inversores venezolanos se la adjudicaron en subasta tras ofrecer 24 millones de euros. La finca estaba hipotecada en Banif, la división de banca privada del Banco Santander, con el que tenía deudas contraídas. Tal vez por eso entre los invitados de Díaz Ferrán, en la cacería compartida con el Rey, también se encontraba Emilio Novela, al que se presenta como presidente de Nocqa Partners, obviando que es vicepresidente de Banif (Grupo Santander), e imputado por la quiebra de Marsans.
Mientras las relaciones del Rey con Díaz Ferrán pudieran ser de puramente cinegéticas, no es el caso con el propietario del Grupo Cantoblanco. El hostelero Arturo Fernández mantiene una relación muy estrecha con Juan Carlos, hasta el punto de que le ha ido comprando su colección de automóviles. Las malas compañías persiguen al monarca desde hace más de veinte años. La cuenta que se inició con su ex consejero Manuel Prado y Colón de Carvajal, tuvo su punto álgido con el ex banquero delincuente, Mario Conde. Empresarios sin escrúpulos guardan como oro en paño imágenes que sólo servirán para enturbiar aún más a la Monarquía.