lunes, 17 de febrero de 2020

CARTA GANADORA EN EL CONCURSO DE CARTAS DE AMOR AÑO 2020 .EN ONDA MARINA RADIO .


TITULO :"Carta Confesión "
A ti, bálsamo de mis heridas:
No necesito un paladín que dirima mi infausto destino, ni un hombre fornido que me acurruque bajo su pecho con la esperanza de que así sobreviva. Quiero alzar el vuelo y marcar el rumbo hacia un lugar que acomode mi alma junto a la tuya; con sinceridad, con un amor que respete el tiempo. No sueño con plasmar mi pintalabios en tu cara cada noche y marcharme sola a casa; sueño con que tú me acompañes por el sendero de la vida y que el calor de tus manos acaricien mi alma atormentada cuando nadie más lo haga. No deseo que me mires solo cuando mi apariencia te deslumbre y altere la sangre de tus venas; mírame cuando las demás estrellas se apaguen y mi rostro se hunda en la fragilidad de mis pensamientos. Deseo verte florecer en invierno, pues en primavera todas las flores son bonitas y los rayos de sol ocultan los defectos que realzan tu verdadera esencia. No huiré cuando la tormenta arrase nuestras esperanzas, ni cuando tu corazón malherido reclame soledad. Te iluminaré hasta que tu sombra recobre la fuerza para volver a caminar a tu lado en los días más neblinosos y en tu realidad más descarnada. Soy tu fuego; eres mi bálsamo. No espero que sacies cada uno de mis deseos y te muestres rozagante por hacerlo; ayúdame y enséñame a compartir contigo esos momentos para alcanzar el culmen de nuestra felicidad. No sería justo el camino si uno se negara a volar por mantener el equilibrio del otro; prefiero caer si con ello te aliento a plasmar tus huellas en el camino. Soy tu fuego; eres mi bálsamo. No sentiré calor si tienes frío. No reiré si tu pena te absorbe el alma. No miraré hacia otro lado cuando tú me mires. No esperaré una respuesta cuando tengo tu silencio. Sentiré tus
latidos en mi pecho si con ello calmo la melodía.
Nadie supo calmar la agonía que me quemaba, o quizá nadie tuvo la osadía de
pararse a escuchar cómo crepitaba el fuego. Tú fuiste el único que pensaste que valía la pena pararse a escuchar. Soy tu fuego; eres mi bálsamo. Espérame cada día bajo el cielo cerúleo que viste la hondonada frente al mar, con la cálida brisa que acrecienta el sabor a agua salada. Aguarda al amanecer, cuando el pétreo silencio vibre en tu garganta y nadie más te escuche. Espera hasta la noche, cuando sientas mi aliento en tu rostro y notes mi cuerpo junto al tuyo.
Quédate siempre para escuchar cómo crepita el fuego.

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