martes, 6 de marzo de 2018

El Santo

El Patrimonio Histórico de Fernán Núñez 

El Santo

En Fernán Núñez, siempre usamos la expresión el Santo para referirnos al Cementerio Municipal, la historia del cementerio va ligada siempre a la de la ermita de San Sebastián y a pesar de estar dedicada a dicho santo, el cementerio no recibe ninguna advocación. El Santo hace alusión al término campo santo, abreviandose solo en Santo.

En las anteriores entradas (se pueden consultar en la relación de enlaces al final de la entrada) he hablado de su origen, y a parte de este periodo inicial, pocos sucesos llamativos han ocurrido que puedan ser de interés histórico. Eso sí personales, muchos, y no relacionados con la muerte, que lógicamente, podrían ser, sino que por proximidad a mi domicilio ha sido en varias ocasiones lugar de juegos de niños (por muy extraño que parezca) y lugar para ir a ligar o pelar la pava (por muy raro que parezca, también) La verdad es que  allí no te molestaba nadie.

El Santo en 1969, fotografía de Andrés Raya Saro
Son muchas las historias que me contaba mi abuela, como la de aquella mujer que enterraron viva, y tras escuchar los gritos dentro de la tumba, la sacaron, pero ya era tarde, pues finalmente sí que murió. Al desentarrarla descubrieron el error porque la mujer dejó la marca de sus uñas en la tapa del ataúd, muestra de intentar salir del mismo y hace unos años como mi propia madre se cayó a una tumba y que tras permanecer allí veinte minutos, a unos cinco metros de profundidad la sacasen casi totalmente ilesa. 

Pero vamos a lo que vamos:  el Santo de Fernán Núñez es un lugar privilegiado, con unas vistas impresionantes de los alrededores, siendo de los pocos puntos de Fernán Núñez desde donde se ve el castillo de Montemayor (a ras de suelo sin necesidad de estar en lo alto de un edificio) Ya lo dijo el sexto conde al Consulado de Cádiz: <<... y a principiar a construir un cementerio público, proyectado por mí, en el parage más elevado a la inmediación de ella..
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Al fondo, junto al ciprés el Castillo de Montemayor

Vistas del Palacio Ducal, desde el santo.
  Se divide en varios patios. Solo conozco los nombres de las placas que se conservan: el Patio 1, de San Juan, el de mayor antiguedad, donde se sitúa la ermita de San Sebastián, los pilares del panteón ducal y las tumbas de más antigüedad muchas con escudos nobiliarios que evocan al pasado ilustre de muchos de los vecinos de Fernán Núñez.

Panteón del siglo XIX

Nichos de la familia de los Villafranca

En el patio de San Juan también se situaba una cruz, hoy desaparecida,  tras ser sustituída por un crucificado de Juan Polo, que está en el centro de lo que se iba a usar como panteón ducal.

Cristo de Juan Polo, foto de Juan Cardador Cañero

Lógicamente, la población aumentaba y también los enterramientos. El patio quedó pequeño, así que se tiró una de sus tapias, la orientada al sureste, y se hizo el segundo patio, dedicado a San Pedro

El segundo patio también quedó pequeño con el tiempo, de hecho las tumbas que hay no presentan ni calles para poder acceder a ellas, por el gran hacinamiento. Finalmente se amplió hacia el sureste nuevamente creando un tercer patio, cuyo nombre desconozco. Pero aún así, con el paso del tiempo volvió a ser pequeño, ampliándose hacia este en dos nuevos patios tres veces más grandes que el primitivo patio de San Juan y paralelo a este. El primero de estos dos, el patio cuarto es el patio de San José.

Placa del patio de San José

Vista de la ermita de San Sebastián desde el patio de San José

No hace muchos años, ya en la década del dos mil, se amplió nuevamente por su parte sureste, con algunas críticas de los vecinos que pedían un traslado del cementerio a otro lugar más alejado de la población.

 En el último patio se encuentra otra estatua de Juan Polo, concretamente en su panteón familiar, una obra llamada La Piedad.

La Piedad, de Juan Polo
Detalle de La Piedad

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