Cansados de sus travesuras, Rendy, de 39 años y madre del nene, y Ronald Wright intentaron deshacerse de la criatura, quien buscó refugio en la casa de un vecino del municipio texano de Hooks, en Estados Unidos.
Cuando llegó la noche, el hombre le dijo al chiquito que debía volver a su casa, pero instantes después el niño regresó llorando porque su madre no lo dejaba entrar.
Por eso, el vecino decidió acompañarlo y allí encontró a la mujer junto a su pareja, quienes estaban cortando el pasto. Lo dejó y se fue. Pero unos minutos después, el pibe volvió envuelto en llanto porque su mamá le había dicho "que se fuera y no volviera nunca".
Por lo tanto, el hombre decidió advertir a la policía, que rápidamente se trasladó hasta el domicilio de los Wright. Al ser interrogados, afirmaron que el nene se portaba muy mal y que un predicador les dijo que estaba "poseído por el demonio", por lo que decidieron sacarlo de sus vidas y prohibirle la entrada a la vivienda.
El caso llegó a la Justicia, que decidió abrir cargos contra la pareja, adicta a la metanfetamina, por abandono infantil.
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