FÁBULAS CELTÍBERAS
EL CIUDADANO Y EL LORO.
El altivo y probo ciudadano, ejemplo de sapiencia, mesura y virtud, se detuvo ante el loro. Señaló al pájaro y adoctrinó a sus hijos con solemnidad: “Ahí tenemos un ejemplo de estulticia. Un ser que si habla, será para repetir lo que oye”.
...
El loro parpadeó, miró a los niños y dijo: “Ahí tenemos un ejemplo de estulticia. Un ser que si habla, será para repetir lo que oye”.
El altivo y probo ciudadano, ejemplo de sapiencia, mesura y virtud, se volvió con gravedad hacia sus hijos: “¿Lo veis?”
El loro repitió mirando a los niños: “¿Lo veis?”
Y el ciudadano: “¿Lo veis?
Y el loro: “¿Lo veis?
Y los niños no sabían a quién mirar.
Moraleja: nunca repitas sin más lo que diga un loro, lo habrá oído de otro loro.
EL CIUDADANO Y EL LORO.
El altivo y probo ciudadano, ejemplo de sapiencia, mesura y virtud, se detuvo ante el loro. Señaló al pájaro y adoctrinó a sus hijos con solemnidad: “Ahí tenemos un ejemplo de estulticia. Un ser que si habla, será para repetir lo que oye”.
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El loro parpadeó, miró a los niños y dijo: “Ahí tenemos un ejemplo de estulticia. Un ser que si habla, será para repetir lo que oye”.
El altivo y probo ciudadano, ejemplo de sapiencia, mesura y virtud, se volvió con gravedad hacia sus hijos: “¿Lo veis?”
El loro repitió mirando a los niños: “¿Lo veis?”
Y el ciudadano: “¿Lo veis?
Y el loro: “¿Lo veis?
Y los niños no sabían a quién mirar.
Moraleja: nunca repitas sin más lo que diga un loro, lo habrá oído de otro loro.