martes, 21 de enero de 2014

Duelo de mediocridades en un mundo de derechas






Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno mudito, ha hablado en Antena 3. Sí, ese político que ve en el periodismo su gran enemigo. El hombre que inventó las comparecencias ante los medios de comunicación a través de una pantalla de plasma, que ha hecho de las ruedas de prensa sin preguntas su forma de comunicarse con los españoles...

¿Y qué ha dicho Mariano en su segunda entrevista televisiva como presidente? Perdone, pero a estas alturas eso es lo de menos. En realidad, Rajoy no dio una entrevista. Organizó un show promocional con la complicidad de una cadena de televisión y de una periodista amiga. Puro marketing. Como viene siendo habitual en unos políticos cada día más acostumbrados a manejar a los grandes medios de comunicación, a todos, incluso a aquellos que parecen tener en contra. Como viene siendo habitual en un Gobierno que, además de temer el periodismo, lo desprecia.

La primera pregunta no fue la que yo tenía prevista: ¿Qué piensa usted de los nuevos papeles de Bárcenas, que involucran a Lapuerta en la contabilidad B de su partido? La primera pregunta fue un caramelito: ¿Tiene usted un plan para frenar la independencia de Cataluña? La respuesta fue telegráfica: "Sí".

Gloria Lomana, directora de informativos de Antena 3, intentó parecer agresiva en las primeras cuestiones, llegando a repreguntar (¡Qué fuerte, como Ana Pastor!), pero era evidente que sus golpes no tenían intención de hacer daño. Su enorme categoría como entrevistadora quedó al descubierto en esta pregunta: "¿Ha cobrado usted en dinero negro, como en el caso Bárcenas se ha comentado últimamente? En sobres o en cajas de puros". Completamente acorralado por tan agresiva interpelación, el presidente respondió con todo lujo de detalles, sin dejar resquicio para dudas: "No".

La periodista, incansable, acorraló al presidente gracias a su enorme habilidad lingüística: "¿Me puede decir o me puede confirmar…?"; "¿Qué sintió al ver la foto de Durango?"; "Le voy a preguntar una cosa que quiero que me la responda desde el corazón"; "A Zapatero le volaron la T4 cuando más confiado estaba"; "¿Habrá un poquito más de reforma laboral o ya?"; "Presidente, no sigo. Ya me dirá…"; "Su suerte va a ser la de todos…"

"Esta espiral de silencio que a usted le caracteriza, algunas veces, ¿cree que le ha perjudicado?", dijo en un instante de especial inspiración la directora de informativos. Y el presidente susurró un "Mire…", su  coletilla favorita. Con soltura y gracejo siguió hablando Rajoy de las más diversas cuestiones: “Yo no voy a entrar”, “Somos el país más antiguo de Europa”, “Lo peor ya ha pasado”, “No voy a dar datos porque no tiene sentido”, “Muchos lo han entendido y otros también lo han entendido”, “Vamos a ver, Gloria…”, “¿Corrupción? Muchos concejales no cobran ni un euro”, “El Rey es una persona, es un ser humano”, “Magnífica comarca cacereña y española..."

Pero cuando la entrevista alcanzó los mayores niveles de tensión fue cuando Lomana abordó el 'caso Bárcenas': “Le ha vuelto a escribir Bárcenas?”; “No”. “¿Y ha roto con él?”; “Sí”.

Poco más se puede decir de este descomunal duelo de titanes dialécticos, de talentos intelectuales. Rajoy versus Lomana. Un choque de trenes que nos sirve para comprobar el nivel político y periodístico que vive este país. Estamos jodidos.

Antena 3 y Telecinco son las dos cadenas con más audiencia de este país. Sus informativos son claramente conservadores. Ambas cadenas pertenecen a dos grupos empresariales, Atresmedia y Mediaset, propietarios de las cadenas que ocupan el tercer y el cuarto lugar en el ranking de audiencia e influencia televisiva: La Sexta y Cuatro. Los informativos de estas dos últimas televisiones se proclaman progresistas.

Todo está en un par de manos. Toda la política, como es bien sabido, y también toda la televisión. Toda la información en televisión. En estas condiciones, cuando no existen alternativas reales, la democracia es una utopía. Porque la realidad es que todo es de derechas. Incluso lo que parece de izquierdas, como el PSOE, Cuatro o La Sexta.

Las grandes empresas de televisión dicen no ser de derechas ni de izquierdas. Es mentira. Son de derechas, del color del dinero, pero no pueden dejar escapar los ingresos que le proporciona el público de una izquierda desinflada y completamente acomodada en el sistema actual. Atresmedia y Mediaset, propietarias de la televisión en España, tocan todos los palos, derechas e izquierdas, porque de todos estos palos se pueden sacar una perrillas.

Artículo de Javier Pérez de Albéniz (extracto)