martes, 24 de septiembre de 2013

15 portadas de discos de la antigua Yugoslavia que harán revolverse en su tumba al mariscal Tito


La etnografía y el folclore de la antigua Yugoslavia de los años 60 y 70, espejo del crisol de culturas de lo que hoy son países independientes (la eslovena, croata, serbia, macedonia; con minorías húngaras, albanesas, rumanas…), hicieron que la producción musical en aquel país fuera tan vasta como las medidas de censura del régimen bajo el que estaba. Y eso se refleja, sin duda, en esta sucesión de horribles portadas de discos de aquella época.
En ellas, como si fuera una batalla frugal entre un pasado histórico tan variado, conviven villancicos deprimentes de pelo desteñido, rodillas sexy pero peludas, lorzas en abundancia, trazas incompatibles con la decencia y unos peinados salidos de la mente de un Llongueras con cistitis, que harían temblar a cualquier dirigente de un partido comunista en su sano juicio.
Aún así, esta federación de países, que fue gobernada hasta el año 1980 por el mariscal Josip Broz Tito, mantuvo cierto distanciamiento con los países del Bloque del Este en cuestiones estéticas y culturales, llegando a crear una escena musical propia donde se mezclaban ritmos del rock, el punk, el reggae y el ska con los sonidos de los éxitos de la llamada Nueva Ola.
Y claro, de semejante tifostio de estilos, musicalidades y pensamientos regionales, no podían más que salir cosas tan estrambóticas como estas:

Saveta Jovanonic podría convertir a la Pantoja en la musa de la Gillette Venus, para descubrir que cualquier yugoslava tenía una diosa dentro. Aunque con semejante pelazo en la cabeza, raro sería que fuera barbilampiña de cintura para abajo.

Šaban Bajramović fue un músico gitano de Serbia cuya popularidad e influencia hicieron que se le diera el título no oficial de “rey de los zíngaros”. Una especie Camarón, pero como si le hubieran roto los dientes con una camisa llena de piedras.

Svetlana Miljuš ya sabía allá por 1971 como era el sonido de unas bolas chinas: klik-klak; y así quiso plasmarlo en su disco Bračna Veza Teža Od Poreza.

Sin embargo, en este disco de 1972, Svetlana se dejo crecer el pelo en rubio, mientras se acortaba la falda para subirse al capó ardiente de un trabant en una pose, sin duda, campeona.

La primera versión de esta famosa canción de la cantante Milica Ostojic, también conocida como Mica Trofrtaljka, data de 1968. La letra decía que había que alegrar el cuerpo y el espíritu. Aunque ella sólo parece que le da gustito al cuerpo.

Por menos de esto han mandado a gente a una mina en los Balcanes a picar con las manos desnudas.

Cuellos torcidos, caras fotochopeadas a tijera, tesecitos zingaros y un sindiós digno de las mil y una noches. Se trataba de Ljuba Aličić.

Hemos visto Papa Noeles más risueños en el funeral de Santa Claus. El de las cejas metálicas es Krunoslav “Kico” Slabinac, un cantante folk croata que representó Yugoslavia en el Festival de la Canción de Eurovisión de 1971 y al que se le defínió como una mezcla de Tom Jones y Elvis Presley.

Stjepan Jimmy Stanic debió pensar que salir vestido como un agente de la policía secreta yugoslava sería una buena idea para vender más discos. Se equivocaba.

Dusko Lokin es al pelazo cuadriculado croata lo que José Luis Rodriguez “El puma” a las greñas de palomo: un tipo capaz de vender más de 5 millones de discos en su país sin cambiar un solo folículo de su cuero cabelludo. Verbigracia:

A los 17 años, Dusko, un formidable atleta, llegó a jugar en un equipo de la primera división yugoslava y posteriormente fue miembro del equipo olímpico de balonmano. Que no te coja con esos brazos.

Dzuboks, los Deep Purple yugoslavos, en medio de un descampado.

Si encuentras un hombre vestido así esperándote en la cama lo más seguro es que no sea trigo limpio.

Y finalmente Rokeri s Moravu, que es una banda serbia cuya música es una mezcla de canciones populares con elementos de rock y letras en el dialecto campechano de Šumadija. Como La Trinca, en un símil transregional. Unos cachondos que llevan desde 1977 sacando discos locos sin parar.


Todas las portadas son de esta página de Slovenie-Secrete, una guía de viajes eslovena que ha buscado en el cajón de sus propios fantasmas y han encontrado que incluso Tino, el de Parchis, tenía también un pasado yugoslavo oculto que desconocíamos.