domingo, 17 de junio de 2012

Una hoguera flamenca para Camarón

 El toque de Tomatito inaugura una larga fiesta dedicada al cantaor de San Fernando en la que participan Estrella Morente, Kiko Veneno, Duquende, Pepe de Lucía y La Susi
El fuego de los acordes, el calor de la tierra, el aire de los quejíos, la madera de la guitarra, la chispa del flamenco. Y fruto de esa unión, un homenaje al cantaor más grande del último siglo, José Monge Cruz, Camarón de la Isla. Una hoguera se encendió en la plaza de Las Tendillas para dar comienzo a la quinta Noche Blanca del Flamenco, una madrugada cargada de recuerdos al artista de San Fernando.

Tomatito fue el encargado de encender la llama en Las Tendillas. Y por primera vez la guitarra inauguró este acontecimiento. Los 32 grados que marcaba el termómetro de la céntrica plaza subían a medida que uno se acercaba al escenario. Con un simple soplido las chispas comenzaron a saltar.

Tomatito, que acompañó a Camarón en sus últimos 18 años de vida, apareció con camisa blanca y con ganas de traer a la memoria la grandeza del cantaor. Lo conoció cuando apenas era un adolescente, con 16 años, y las enseñanzas del maestro quedaron grabadas en él para el resto de su trayectoria. Fue su referente, su Luz de guía, como bautizó a su espectáculo de anoche.

El guitarrista quiso demostrar esta unión con Camarón, que ha superado la barrera del tiempo y de la muerte, haciendo un recorrido por sus trabajos, que parten de Rosas del amor y llegan a Sonanta Suite. Las tarantas, bulerías, rumbas e incluso tangos argentinos avivaron la llama de esta hoguera flamenca que calentó el ambiente en Las Tendillas. Tema tras tema, la temperatura subía. El calor humano, el calor de la guitarra, el calor del homenaje...

Tomatito no estuvo solo en el escenario, se presentó en formación de sexteto junto a Cristóbal Santiago (segunda guitarra), Lucky Losada (percusión), Morenito de Íllora y Simón Román (cante) y José Moya (baile), que lo acompañaron por este viaje musical por su vida.

Pero antes de que el guitarrista saliera al escenario una niña interpretó La leyenda del tiempo, una canción mágica y hechizante basada en un poema de Federico García Lorca. Ésta fue la primera de una larga serie de grabaciones en las que Tomatito apoyó con su guitarra la voz de Camarón.

La lumbre ya estaba viva, un fuego purificante que durante toda la madrugada celebró el 20º aniversario de la muerte de Camarón de la Isla y que artistas como Estrella Morente, Duquende, Kiko Veneno, Pepe de Lucía o La Susi, entre otros, se encargaron de mantener encendido. Al cierre de esta edición no se habían producido incidentes destacables.

Tras esta inauguración de lujo la atención se desplazó a las 00:30 hacia otros dos focos: el Teatro de la Axerquía y el Compás de San Francisco. En el coliseo al aire libre la elegancia y belleza de Estrella Morente, tanto estética como vocal, congregó a cientos de personas -a pesar de que este año la entrada a este concierto no era gratuita-. Más candela para esta hoguera que duró hasta casi el amanecer.

La de anoche no era una actuación cualquiera para la artista granadina. Llegaba a Córdoba a homenajear a Camarón de la Isla, al que tuvo la oportunidad de conocer en su infancia, y sobre todo venía en nombre de su padre, Enrique Morente, que fue buen amigo del cantaor de San Fernando. Con esta conjunción las expectativas eran altas pero el vigor y la pasión de Estrella Morente siempre lo son más.

Y mientras la voz de la cantaora sonaba en el Teatro de la Axerquía, Duquende cantaba a Camarón, el que fue su descubridor artístico, en el Compás de San Francisco.

Más tarde, a la 01:00, el flamenco llegó a la plaza de la Corredera con la Jesusito Gómez Band y la voz de Cristina Pareja, que acercaron a Camarón al público a través de adaptaciones de algunos de sus temas más conocidos como Nana del Caballo Grande, La Tarara, Rosa María, Nuestros sueños, La leyenda del tiempo o Como el agua. Y al mismo tiempo, Paco de Dios y José Manuel Hierro encabezaron el montaje La leyenda, un repaso a la obra de José Monge desde lo más ortodoxo a lo vanguardista.

La hoguera iba creciendo con cada actuación, con cada palma, con cada taconeo, rasgueo de guitarra, cada quejío y cada ole. Y llegadas las 02:00 necesitó más madera. Kiko Veneno fue el encargado de echársela en la plaza de la Corredera. El artista, que fue uno de los artífices de La leyenda del tiempo, un disco con el que Camarón cambió el flamenco moderno, llegó junto a la Banda del Retumbe para hacer un recorrido por su repertorio.

Más tarde, la música se trasladó hasta la Judería con un espectáculo en la plaza de Abades del grupo Caravana, surgido a partir de la compañía de baile flamenco Joaquín Ruiz; y con el espectáculo de Diego Guerrero y su Solar de Artistas en la plaza de Jerónimo Páez.

El fulgor de esta madrugada flamenca se desplazó a las 04:30 hasta la plaza del cardenal Salazar, donde el cantaor montillano Antonio Mejías ofreció un recital; mientras que el fin de fiesta una vez más fue en la plaza del Triunfo, con Pepe de Lucía y La Susi, que se encargaron de guardar la llama de este homenaje al que fue su gran amigo.

Pero La Noche Blanca del Flamenco también incluyó otras actividades paralelas como el concierto que Álvaro Ruiz Serrano ofreció en el Museo Arqueológico, o el ciclo Camaroneando en la Ribera, con el espectáculo Magia por bulerías, el pasacalles flamenco Entre agua y gitanas, de Juana Martín; la sesión de DJ José Matador y una cajoneada flamenca. Otro de los centros de atención estuvo en la explanada frente a la calleja de la Luna, donde acudió Luis Monge, hijo mayor de Camarón, para participar en Amanece por bulerías junto a los Cherokee, Alonso Rancapino, Añil Fernández, Manolo Plantón y Lin Cortés.