martes, 10 de diciembre de 2013

Las fotos más infames para vender casa del panorama inmobiliario en Internet


Publicado por Justin Case

Igual que cuando sales a ligar te aseas bien y te vistes con tus mejores galas para conquistar a esa persona tan especial, cuando de vender tu casa se trata, tres cuartos de lo mismo. Has de seducir al comprador resaltando los puntos fuertes que tiene tu vivienda, e intentar ocultar o dejar para la fase B los puntos flacos.
El problema viene cuando tu casa no tiene nada bueno que mostrar, tu sentido del buen gusto dista mucho de el del resto de la humanidad o el fotógrafo que ha inmortalizado las estancias de tu hogar no ha sido el más hábil del mundo.
El resultado: viviendas a la venta repartidas por todo el territorio nacional y parte del extranjero en las que nadie en su sano juicio se atrevería vivir; y casas con unas fotos tan malas que, ni aunque fueran auténticos chollazos, conseguirían venderse.


Si quieres vender un piso en el que ha habido un brutal asesinato y está manchado de sangre, moléstate en limpiarlo a conciencia. Por lo general, a la gente no le gusta vivir en sitios donde ha muerto gente. Salvo que te estés dirigiendo a un segmento muy concreto de los compradores, asegúrate de que el piso luzca lo menos macabro posible.
¿Que hay elementos de la fotografía que nos molestas o preferimos que no salgan? Pues nada, sin problemas, se eliminan. Porque los áticos con terraza siempre se venden mejor si no tienen edificios más altos alrededor que les roben intimidad y luz, tiramos de Photoshop para borrarlos y listo.

Si  lo que te va es vivir al límite, si cada paso que das te lo propones como un desafío, esta casa en un barrio tranquilo de la ciudad puede ser perfecta para ti. Salir a tender la ropa, tomar e sol o regar las plantas puede convertirse en una experiencia de lo más emocionante. ¿Cuánto tiempo aguantarás antes de que la terraza acabe echa añicos sobre la acera?

Y aquí tenemos el dormitorio principal;  amplio y luminoso, listo para entrar a dormir.
Porque la mujer española nunca mea sola, ¿qué mejor que un retrete doble para compartir confidencias mientras hacen pipí?
A veces, los espacios son tan reducidos que es imposible fotografiarlos sin que los traicioneros espejos reflejen al fotógrafo. Hay quien le echa más o menos ingenio, como el del segundo ejemplo. Ni se sabe cuántas fotos tuvo que disparar a ciegas hasta dar con el encuadre y el enfoque deseado.
Demostrar que tienes unos hábitos higiénicos intachables no hará que vendas la casa antes. Salvo que el pack de rollos de papel vaya incluido en el precio del piso y lo quieras usar como reclamo.
No tengo ni idea de cómo olerá ese baño (¡la magia de la fotografía!), pero de entrada, ya se puede constatar que es el baño más chungo que verás a la venta en eones. Al menos tiene un toallero molón.
Porque nunca sabes dónde ni cuando sentirás la salvaje llamada de la naturaleza, ¿por qué no colocar un inodoro en esos espacios muertos de las habitaciones? Por ejemplo, en la cocina. ¡Eso sí es aprovechar los huecos!
Un lugar recogido, acogedor, íntimo, ideal para acabar con terribles dolores de cabeza por tener la tele tan cerca de tus ojos. Ideal para parejas miopes o pigmeos.
Cuando Barbie se quedó en paro y Ken le dejó de pasar la pensión, se vio obligada a vender su mansión y mudarse a un pisito más pequeño a las afueras.
Ser daltónico se convierte e un problema cuando tienes que poner tu casa a la venta o alquiler.
Existe una fina línea que separa el desorden mayúsculo y el Síndrome de Diógenes. Y este propietario la ha cruzado.
¿Te mola lo vintage? ¿Eres de los nostálgicos? Si eres un modernillo de esos enamorados de la era analógica, los peinados estrafalarios ochenteros y las gafas de otra época, este es tu piso. Para entrar a vivir.
O si prefieres algo más moderno y sofisticado, también puedes optar por este piso que aún mantiene todo su encanto del ayer.
OLA, ¿KE ASE? (Por lo menos en esta comunidad se permiten animales de compañía)
Y, por último, también puedes vivir experiencias paranormales a tutiplén en este coqueto piso de 67 m2 en el centro de la ciudad. O eso, o que el fotógrafo no tenía un buen día.