martes, 10 de diciembre de 2013
Diez señas de identidad que creías que eran españolas (y ni de coña)
Antes de convertirse en una marca, España fue unidad de destino en lo Universal y reserva espiritual de Occidente, entre otros títulos honoríficos. Lógicamente, también fue la cuna de algunos de los símbolos españoles más identificativos de Celtiberia como el himno de España, la expresión “¡olé!”, las españoladas del desarrollismo o el baile de los Pajaritos… ¿o va a ser que no?
A continuación, diez iconos nacionales que son tan españoles como la mantequilla de cacahuete.
Asturias, patria querida
Origen: Cuba
Entonados con varios litros de sangría antillana, nos ponemos a cantar a voz en grito ‘Asturias, patria querida’, himno oficioso de Asturias y, en general, de los borrachos de este mundo. Pero resulta que el compositor de tan afamado tema no es asturiano ni español, sino cubano: Ignacio Piñeiro, hijo de un asturiano emigrado a La Habana y que compuso la canción en 1926, sin haber puesto nunca un pie en Asturias, según descubrió el investigador Fernando de la Puente.
Piñeiro escribió el ‘Asturias, patria querida’ en homenaje a su padre, que volvió a su pueblo natal, Grado, en la década de los 20. Cuando por fin pisó suelo asturiano, se topó con dos sorpresas: su padre había muerto y su canción ya era muy popular en Asturias, donde se había extendido gracias a la correa de transmisión de la emigración.
¡Olé!
Origen: Árabe
Asturias es España y lo demás tierra conquistada. Si ‘Asturias, patria querida’ viene de Cuba, ¿qué nos queda? ¿Qué tal la interjección “¡Olé!”, que lo mismo sirve para celebrar un quejío flamenco que la verónica ejecutada con maestría por un arlequín fluorescente? Buen intento, pero no: “olé” es una derivación de la exclamación “¡Alá!” (Allah), que los moros acostumbraban a gritar cuando el bailarín lograba encandilar al respetable con sus pasos de baile: los devotos del Islam expresaban así que el poder de Alá se había encarnado en el cuerpo del bailarín. Y de Alá, a Olé, un paso.
El baile de los pajaritos
Origen: Suiza/Bélgica
María Jesús (y su acordeón) se convirtió en la estrella más rutilante de la escena pop española durante 1981, cuando el baile de los Pajaritos arrasó las pistas de baile, de Benalmádena a Lloret de Mar. Los españoles estábamos admirados de que los guiris conocieran la coreografía de aquel baile genuinamente español…
Si no fuera porque los europeos llevaban dos décadas bailando el Baile de los Patos, popularizado por la banda Cash & Carry a partir de una melodía compuesta por el acordeonista suizo Werner Thomas en un restaurante de la estación de Davos. A raíz del éxito de Cash & Carry, la discográfica belga Intervox creó una lucrativa franquicia, fichando a intérpretes locales, incluyendo a Romina y Albano en Italia (‘Il ballo del qua qua’), René & Nathalie en Francia (‘La dance des canards’) y nuestra María Jesús y su acordeón en España para extender la “gripe aviar” por todo el continente.
Las españoladas
Origen: Alemania
Durante la Transición surgió en España uno de los géneros más reconocibles del cine patrio: la llamada españolada, una película que tenía en común ciertos ingredientes: Alfredo Landa, humor casposo y suecas ligeras de cascos. Lamentablemente, las españoladas ya las habían inventado unos años antes… los alemanes, según el sensacional hallazgo del Doctor Repronto, quien asegura haber hallado el epítome de este vilipendiado movimiento: ‘Beim Jodeln juckt die Lederhose’ (1974), una película de destape alemana que transcurre en Suiza. Parece ser que los alemanes de la época estaban, al menos, tan salidos como los españoles.
El himno nacional
Origen: Prusia
El himno nacional de España, la Marcha Granadera, suena en los altavoces de los estadios cada vez que nuestros deportistas se adjudican un antorchado en una competición. Pero nuestros atletas no pueden cantarlo en el pódium pues, como acredita el Guinness de los Records, es el himno nacional instrumental más antiguo del mundo.
Pues bien, el himno de España no es español sino alemán. O más bien, prusiano, pues fue el regalo que Federico Guillermo I de Prusia a su sobrina María Amalia de Sajonia con motivo de la boda con el rey Carlos VII de Nápoles, quien más tarde llegaría a ser el rey Carlos III de España, tal y como desvela el estudioso del fenómenos bizarro Raúl Minchinela en sus Reflexiones de Repronto.
¡Y viva España!
Origen: Bélgica
De modo que el himno español no es español… ¡Siempre nos quedará el himno oficioso, ‘Y viva España’, de Manolo Escobar. Pues va a ser que no: la famosa tonadilla no es sino una adaptación del tema ‘Eviva España’ (sí: “eviva”), que popularizó la cantante belga Samantha en 1972 en su lengua materna: el flamenco.
Tal y como relata Alfred López en el blog Ya está el listo que todo lo sabe, la canción se convirtió en un verdadero bombazo en todo el mundo… hasta que un año después llegó a oídos de Manolo Escobar, que convirtió el tema en su célebre himno ‘Y viva España’, todo un himno nacional alternativo que llegó a vender 40 millones de copias y por el que todavía es recordado el cantante.
La sangría
Origen: Antillas
Después de este doble torpedo en la línea de flotación de nuestro patriotismo más vale que tomemos un refrigerio. ¿Qué tal una españolísima sangría? ¡Puuuuhhh, error! Nuestro cóctel más universal (con permiso del kalimotxo) es en realidad un refresco originario de las Antillas, donde ya se bebía en el siglo XVIII y donde era conocido por su nombre inglés, “sangaree”. Los colones franceses también adoptaron este cóctel que incluía “vino, hielo y nuez moscada” y lo bautizaron como “sanggris”.
A España no llegaría hasta principios del siglo XIX, según recoge el padre Esteban Torres en su diccionario de 1788, por más que ahora sea el brebaje favorito de los ingleses que hoy veranean en la Costa del Sol, tataranietos de aquellos otros que se tostaban bajo el sol caribeño dos siglos atrás.
“Yo soy español, español, español”
Origen: Rusia
Ya lo vimos con el himno, con el viva a España y con Asturias, patria querida. Y es que, como sostiene el antipatriota Raúl Minchinela, “cada vez que el español tiene algo que celebrar utiliza una canción extranjera”. El caso del “Yo soy español”, el reciente ripio asonante con el que la hinchada “de la Roja” celebra sus triunfos, no podía ser una excepción: se trata de una adaptación irónica del tema ruso ‘Kalinka’, improvisado por los seguidores españoles durante un Rusia-España en las semifinales de la Eurocopa de 2008.
Desde entonces, y a falta de letra para el himno, lo entonan los fervorosos animadores de nuestros deportistas en cuanto tienen ocasión y/o cuando están beodos.
‘Madrid, Madrid, Madrid’
Origen: México
“Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací”, miente en su estribillo el chotis más popular de todos los tiempos, en tanto su autor no es otro que el mexicano Agustín Lara, que dedicó el tema a la que había sido su esposa, la actriz María Félix, que había viajado a la capital de España a rodar la película ‘Mare Nostrum’. En un desesperado intento por recuperarla, Lara compuso su célebre pieza sin haber pisado jamás ni Madrid ni España, un homenaje en la distancia que tiene su premio con una estatua de bronce en Lavapiés.
El origen mexicano del chotis pone de manifiesto el paradójico cosmopolitismo del hierático baile madrileño, cuyas raíces están en la lejana Escocia: el schottis.
La gripe española
Origen: Francia
España es conocida allende sus fronteras por los toros, el flamenco, la paella y la sangría, pero hace un siglo su nombre fue sinónimo de muerte y devastación: la llamada gripe española aniquiló entre 30 y 50 millones de personas y contagió a la mitad de la población mundial al final de la I Guerra Mundial. Por esta vez, y sin que sirva de precedente, podemos desmentir con orgullo esta falsa atribución: la pandemia no tuvo nada de española. El motivo por el que fue etiquetada con ese gentilicio es que España fue neutral durante la contienda y, por tanto, los periódicos españoles fueron los únicos en Europa en informar libremente sobre la misma.