PINTURA, FOTOGRAFÍA INTERVENIDA, INSTALACIÓN...
Exposición del pintor sevillano FERNANDO PARRILLA ZAPATA "CONTRABANDO
DE VERSOS ". El viernes 9 de Mayo a las 20,00h. en el Centro de Arte
“Harina de Otro Costal”. Contaremos con la presencia del autor.
Fernando Parrilla Zapata comenzó a exponer el año 76 en La CAIXA de
Eivissa, autodidacta convencido, su trabajo depurado está fijado en la
forma y el color, sin incluirse en ningún ísmo ”ha ido exponiendo por
España, Francia e Inglaterra, ha mostrado su obra en colectivas con
artistas de la talla de Tápies, Chillida, Gordillo, y una extensa lista
de artistas de renombre. Tiene devoción reconocida por Picasso,
Kandinsky y Luis Gordillo.
Para definir la línea común de su
obra, Parrilla ha acuñado el término abstracción barroca. "Es una
abstracción muy trabajada, en la que nada queda al libre albedrío. Los
abstractos estamos un poco cansados de oír comentarios del público como
“esto lo hace mi niño”.
En cuanto a sus motivos de inspiración
del artista, Parrilla lo reduce a tres coordenadas: "La luz, la forma y
el color. Juego siempre con las mismas cosas". Andalucía es, de una
manera más o menos explícita, una presencia constante en sus trabajos.
"Y también hay algo azteca, que seguramente le debo al Zapata de mi
segundo apellido".
GRACIAS A MI AMIGO JUAN CUEVAS, SIEMPRE CERCANO, SIMPRE AHÍ:
Brutalmente honesto.-
Confluye en la poesía de Fernando Parrilla todo el color de su pintura,
la luz que regresa del iris de la noche. Cautivos de un desorden
establecido, los poemas subyugan entre el malditismo más underground y
el interiorismo más agreste y cercano a la tierra, esa tierra que aún
escuece la mirada de arena del poeta.
Como todo en la vida de Fernando, no es un poemario regular y al uso; aquí los conceptos y las formas se desdoblan, sugieren
desplazamientos de un alma que vacia y se vacía. Ecos de un largo
exilio sometido a los pájaros que hoy duermen en las venas del Tiempo.
Los ojos del autor se detienen a nombrar cada cerrojo que muerde el viento de su memoria, son versos de aire que olfatean
las esquinas borradas de la ciudad, que preguntan a los espejos por su
terrible certeza, que buscan el amor en las líneas circulares de la
soledad. De cal y yerro, así es la poesía de Fernando Parrilla. El libro
está cruzado por las estaciones, desde la niñez orillada a pleno sol
bajo un verano silvestre, hasta los hombros de pana del invierno
acurrucado sobre lentos
ceniceros de humo cansado.
“El miedo a la aurora” es pertenecer al crucigrama de la noche,
ser descalzo cuando el mundo muere. Florilegium nocturno
donde la oscuridad se presiente en cada verso. Tiene cadencia de blues
pesado, barbitúrico, por eso la tiniebla como forjadora de niebla que la
palabra envuelve en la escarcha
del olvido.
A tragos lentos, un licor con sabor a cristal rayado, va fragmentado
cada línea que acerca la luz cada vez más. El dolor queda ya en brazos del alba.
Juan Cuevas