No soporto las injusticias, y por eso creo que hay casos que deben conocerse para saber cómo son realmente las empresas y cuáles son sus valores esenciales.
Adoro a mi amiga Cuca. Es una de las personas que me ha dado más lecciones en mi vida de cómo ha de ser un ser humano.
Cuca tiene esclerosis múltiple. La conocí hace años cuando la enfermedad no se le notaba, aunque ella sabe que la tiene desde muy jovencita.
Nunca he conocido una mujer tan animosa, tan buena persona, tan cariñosa con los demás y con ese sentido del humor fino que tienen las personas que saben reírse de sí mismas.
En definitiva, la quiero y la admiro profundamente.
Estos últimos años la enfermedad ha ido avanzando y poco a poco ella ha tenido que hacer frente a una movilidad cada vez más reducida que le impide hacer vida normal.
Los dos últimos años va siempre en una especie de motoreta (como una silla de ruedas, pero parecida a una moto de tres ruedas) para enfermos que ya no pueden caminar.
Y así se desplaza despacito por el interior de los sitios.
Cuca, se hizo socia hace algún tiempo de los Gimnasios DIR, ya que en teoría, son los grandes defensores de programas a favor de enfermos de esclerosis múltiple. Ella pagaba casi 400€ al mes por tener acceso a la piscina y al gimnasio, y tener un fisioterapeuta especializado en su enfermedad que le ayudaba a hacer los ejercicios adecuados.
Un día, en su pequeña motoreta y tratando de abrir una puerta de cristal grande, la puerta se le cayó encima, explotando los cristales en su cabeza. La enorme suerte es que iba con gorro y bufanda, y protegida con ropa de invierno, con lo que el cristal le produjo pequeños cortes sin importancia. Pero el susto fue tremendo!!
El personal administrativo del club que estaba en ese momento, se preocupó de cómo estaba y le curaron las heridas.
En los días posteriores, la dirección del club la llamó, no como cabría esperar para interesarse por su estado, sino para decirle que tenía que pagar 200€ de la puerta rota.
La amenazaron con que si no pagaba los 200€, la echarían del club. Le dijeron que tenían un video grabado de cómo había empujado la puerta que se le cayó encima ¡¡y la culpaban de ello!! Considero que si un gimnasio alardea de ayudar a las personas con discapacidades, debería tener una puerta con sensor que diese fácil acceso a las personas con movilidad reducida.
Sin embargo, los gimnasios DIR ¡¡culpaban a una enferma de esclerosis múltiple, en silla de ruedas, de haberse tirado encima una puerta de cristal y haberla roto!!
¿Os imagináis la situación? Es tan indignante que no tengo palabras. ¡Hay que tener tan poca vergüenza para hacer algo así desde la dirección de los Gimnasios DIR! Y no contentos con ello, y al negarse ella a pagar los malditos 200€ de la puerta, la han echado del Club.
Y no penséis que no han intentado razonar ella y su marido con el Club, pero no ha habido manera…
Para mí, esta empresa se ha cargado su reputación. En principio los DIR eran gimnasios que aparentemente se preocupaban por enfermos de esclerosis múltiple, pero me he dado cuenta de que realmente, sólo lo hacían por publicidad.
El aprendizaje: los valores esenciales de una empresa se demuestran en el día a día en el trato con sus clientes y no con la publicidad.
Hoy, gracias a las redes sociales, hay más transparencia que nunca. Y una marca es tan buena como su palabra y sus acciones.
La moneda de las redes sociales es la “confianza” y eso solo se gana con “transparencia” y “profesionalidad”
Una marca se queda instalada en nuestra memoria para siempre si es capaz de hacernos vivir una experiencia sensorial y gratificante.
Pero también al revés, no nos fiaremos nunca más de una marca que, por 200€, es capaz de traicionar sus valores esenciales.
Elena Gómez del Pozuelo